Además de mirar por el microscopio para arreglar placas de celulares, Agustín Scorza Cravero supo ver “la brecha”, como él dice, y abrirse paso en el mundo del iPhone al punto de convertirse en uno de los primeros en la Argentina en especializarse en reparaciones complejas de este celular en la cúspide de la tecnología actual y al mismo tiempo comenzar a capacitar a otros, en distintos países.
Su breve pero intensa historia comenzó hace 13 años, pero fue una visión la que marcó un giro en la vida de este joven de Laguna Larga, que a los 17 reparaba computadoras y notebooks y abrió un local que mantuvo por cuatro años, hasta que en 2018 interpretó que tenía en frente una gran oportunidad.
Desde Buenos Aires, donde ya se encuentra instalado y arreglando iPhones de usuarios de todo el país e incluso de Bolivia, Agustín relata cómo fue ese momento crucial donde entendió la oportunidad que se le presentaba: “En 2018 cerré el local y empecé con reparaciones por mayor. A tener contacto con gente que hacía reparaciones para iPhone. En el país no había casi nadie que hiciera reparación de placas, en ese momento vi la brecha por ese lado”, relató.
Casi en simultáneo con esta tarea específica para la que se capacitó, el joven oriundo de Laguna Larga se animó a dar otro paso, que le permitió comenzar a viajar por el mundo y recordó que “ese mismo año me animé a dar una capacitación. No había mucha gente que capacitara en microsoldaduras, que se trabajan con microscopio”, detalló sobre la tarea que le permite diferenciarse en el mercado, donde sus conocimientos le permiten reducir notablemente los plazos de entrega de los celulares reparados.
En tal sentido, contó que “mi servicio se destaca por la rapidez: por un iPhone 12 les dan 15 días de demora, porque tienen que tercerizarlo o no tienen la capacitación para resolver rápido. Yo recibo ese teléfono y en 24 horas está listo”, sostuvo a la vez que señaló que se ha convertido en un referente nacional en el rubro: “Hace un año y medio, a Buenos Aires vine con mi nombre y ya conocen mi trabajo”.
Trabajo artesanal
¿Cómo es su tarea específica? Agustín lo resume así: “Uso un bisturí y un microscopio muy similar al que usan los bioquímicos, es un trabajo manual, una placa tiene 15 mil componentes y tengo que analizar para ver cuál hay que reemplazar. Los componentes van de 1 milímetro a 2”, indicó.
Sobre esas experiencias están basadas las capacitaciones que ya lo han llevado por más de 11 países: “Las capacitaciones que doy son en reparaciones de placas de iPhone, que es a lo que me dedico exclusivamente y van a dirigidas a chicos que empezaron como yo puedan solventar su negocio y tener un rédito bastante importante porque no todo el mundo que tiene un negocio de reparación de telefonía hace lo que hago”.
Autodidacta
Agustín reconoce que no le gustó la facultad y que su plan fue irse perfeccionando en distintas facetas mientras iba trabajando: “Desde los 17 años que estoy en el rubro informática, empecé con la reparación de notebooks y PCs, fui seis meses a estudiar Analista de Sistemas pero nunca me gustó del todo la Facultad”, admitió.
Luego agregó que realizó “cursos de reparación, de diseño gráfico y diseño web, pero siempre me gustó más ser autodidacta”. Cursaba la carrera de Técnico Superior en Hardware, en la Universidad de Villa María y regresaba de noche. “A la madrugada trabajaba en casa y a la mañana dormía. No la terminé y me faltaron un par de finales”, recordó.
Con su experiencia teórica y práctica, Agustín supo generarse un nombre en el mercado de los celulares. Ahora piensa seguir perfeccionándose y recorrer el mundo capacitando en lo que más le apasiona: el micromundo de las placas para iPhone.