Imponente y elegante. Así es el nuevo local de Cassiel, la icónica tienda de ropa de Río Segundo que acaba de cumplir un sueño: abrir un local propio (y de lujo).
Una gran puerta de ingreso de vidrio templado. Una vidriera amplia que permite ver el interior de la tienda y maximiza la luz natural. Techos altos, que crean una sensación de amplitud y libertad. Una distribución abierta, que permite moverse con facilidad y apreciar toda la tienda de un vistazo. Pura identidad.
Todo está pensado para que la experiencia de compra sea relajante y agradable: paredes blancas, que reflejan la luz y dan la sensación de un ambiente fresco y limpio. Detalles en tonos neutros y metálicos dorados para añadir elegancia. Focos LED empotrados en el techo y luces dirigidas hacia los productos. Grandes espejos, mobiliario elegante, plantas que añaden un toque de naturaleza, alfombras de alta calidad que suman calidez, y música agradable. ¡¡¡El lugar es hermoso!!!
Si a tanta belleza se le suma la competencia del personal, la experiencia no puede fallar. “Me gusta estar en los detalles”, dice como si fuera necesario aclararlo, Marina Bujedo, dueña de la tienda. Marina destaca además el compañerismo que hay entre ella y sus empleadas. Una prueba de ello es Pamela Altamirano, que trabaja en el negocio desde que nació la marca.
Si en el mundo de la ropa existiera el reconocimiento que Michelin otorga a la gastronomía, Cassiel se llevaría varias estrellas. “A veces me quedo sola en el local. Lo miro y digo, esto es mío”, se emociona Marina.
La nueva apuesta de Cassiel está dando sus frutos. A los viejos clientes se suman nuevos. “Desde que nos mudamos todo viene saliendo bien. Los clientes están contentos y las ventas se han incrementado”, dice Marina bosquejando una sonrisa.
A probarse ropa
Desde hace 18 años Cassiel se distingue por renovar su stock constantemente. Y también por tener ropa y talles para todos los gustos. Marina dice que cada dos semanas ingresa ropa nueva. “Me camino todo para que haya variedad. Soy muy exigente con eso”, cuenta. Y los clientes lo saben.
El nuevo local permite mayor variedad y volumen de mercadería, por eso ahora los viajes a Buenos Aires a buscar ropa demandan más días. “Volvimos a traer ropa de fiesta”, cuenta Marina. El perchero, al frente de los vestidores, llama la atención por sus brillos. Es un perchero para frenar y mirar.