Con la llegada de la era digital, nuestra vida cambió en todos los aspectos, desde cómo nos relacionamos hasta cómo nos organizamos. En ese sentido, las industrias y el mundo productivo viendo los cambios a futuro, ya exigen nuevos perfiles que se ajusten a la realidad que nos acontece.
La Universidad Siglo 21, ha desarrollado un nuevo estudio para analizar un aspecto de estas transformaciones: las competencias socioemocionales. Así, se ha podido establecer que la Argentina se posiciona como uno de los contextos más demandantes, ya que requiere capacidades que el World Economic Forum considera necesarias a partir del 2022.
La investigación estudió cómo la educación y el desarrollo de competencias profesionales se posicionan como un factor de gran importancia para garantizar la empleabilidad. En contextos tan cambiantes, tanto a nivel socioeconómico -nuestro país es un claro ejemplo- como de dinámicas, innovaciones, necesidades y requerimientos, es necesario poder contar con las herramientas adecuadas para el desarrollo profesional. Hoy las habilidades blandas son el complemento perfecto de los conocimientos teóricos, que, en conjunto, generan un verdadero impacto en el ámbito laboral.
Por eso, más del 81% de los trabajadores argentinos señala que la adaptabilidad al cambio, mantener una estabilidad emocional y la empatía son las cualidades socioemocionales más necesarias en sus actividades. Además, 7 de cada 10 creen que conservar la calma en circunstancias tensas es otra competencia diariamente demandada.
“Proyectarse al futuro. De eso se trata. Ante un mundo laboral cada vez más interconectado y competitivo quienes logren capitalizar estas competencias, complejas y diversas, tendrán lo necesario para responder a los negocios del futuro. Si esto no sucediera, pueden quedar excluidos de estos nuevos perfiles laborales”, enfatizó el Dr. Leonardo Medrano, secretario de Investigación de la Siglo XXI y coautor del estudio.
Los contextos son tan dinámicos que más del 40% considera indispensable para su labor tener la capacidad para predecir la ocurrencia de escenarios adversos. Esto refiere a la habilidad personal de reorganizar prioridades, acomodar el esfuerzo hacia las tareas, como también aplicar nuevos conocimientos a las formas de trabajo. En relación a esto, aproximadamente 2 de cada 3 personas evalúan al aprendizaje de nuevas modalidades como algo indispensable a la hora de enfrentar alteraciones en cuestiones laborales.
“Una consecuencia inmediata de no disponer de estas competencias será el aumento de los problemas de estrés en los trabajadores, ya que este aparece como claro ejemplo de un desbalance entre las demandas y los recursos”, acotó Medrano.
Por otra parte, 3 de cada 4 trabajadores consideran indispensable tener capacidades empáticas, como respetar la opinión ajena, escuchar atentamente, expresarse de manera clara para lograr entendimiento y comprender la posición de los demás. Estas cualidades están sumamente ligadas a las nuevas formas de liderazgo y su relación con las generaciones más jóvenes, ya que deben contar con otras herramientas para conformar y establecer equipos.
Preparando a los trabajadores que vienen
El progreso tecnológico genera continuamente nuevas necesidades de profesionales calificados, con competencias y capacidad de adaptación constante. Es así como, según la Siglo, la innovación educativa no radica únicamente en la inversión en TICs (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), sino que también requiere la adopción de nuevos modelos pedagógico-didácticos, que se adecuen a los tiempos que corren. Pero esto también debe acompañarse de un sistema educativo moderno y ágil, que sepa comprender la actualidad y lo que se viene, para dotar a los futuros trabajadores de las capacidades necesarias que los empleos actualmente demandan.