Única en su tipo por sus propiedades de reciclaje, pero también por la manera y la forma en que se produce, cómo se comporta con líquidos en su interior y el relacionamiento con las diferentes comunidades que la prefieren. Así es la lata de aluminio. ¿Es realmente el envase del futuro? Hay 10 razones para decir que sí y de esta forma aumentar su tasa de reciclaje (que es del 79% en Argentina), contribuir a un mundo sustentable y en equilibrio y sumarse al movimiento QUIEROLATA impulsado por Ball.
Potencial de una economía 100% circular: Si cada lata de aluminio fuera reciclada, se podría alcanzar un círculo perfecto en que todo lo generado puede volver a ser íntegra e infinitamente reutilizado. Desde la recolección, siguiendo con la clasificación, continuando con los rendimientos del reciclaje y hasta llegar a un envase 100% reciclado. Lo anterior, ya que el aluminio es 100% e infinitamente reciclable.
Gestión responsable: Cada paso en el ciclo de vida de una lata de aluminio promueve la sostenibilidad. Y eso incluye hacer compras responsables (desde fuentes sostenibles certificadas) y eficientizar el uso de recursos para así lograr un 90% de reciclaje a nivel mundial del material, además de cero emisiones a 2050 en su producción.
Alto impacto social: En cada país donde opera Ball, se acelera el impacto social positivo para los colaboradores y las comunidades involucradas. Esto implica hitos como desarrollo de talentos, diversidad e inclusión; y salud, seguridad y bienestar.
Basurales: En un contexto de saturación de basurales, si el aluminio es reciclado, sería uno de los pocos materiales que nunca debería pisar uno de estos espacios. Algo no tan lejano, ya que el 75% del aluminio de uso actual ya es reciclado.
De una lata a otra lata: O de un ‘producto a otro producto’ similar. El aluminio tiene el más alto nivel de reciclaje, superando a otras categorías como de ‘material a material’ y ‘a material de menor valor’. Es decir, si es descartada correctamente, una lata reciclada vuelve a las tiendas como una nueva lata dentro de 60 días.
Alto valor residual: Sumado a que la lata de aluminio es 100% e infinitamente reciclable (nunca pierde sus propiedades), es un material con un muy alto valor residual al ser reciclado, alcanzando un valor de USD 1.800 la tonelada.
100% certificada: Cada lata que se consume en Argentina cuenta con la certificación ASI (Aluminium Stewardship Initiative), sello que se hace responsable de temas como cumplir con compromisos de sustentabilidad, impulsar la transparencia y la trazabilidad, y fortalecer las asociaciones.
Sabor y diversión: Dos características que también posicionan a la lata de aluminio como única en su tipo. Solo este envase es capaz de entregar una protección total al contenido que va en su interior (del aire y de la luz), así como también ser muy segura para ser transportada (no se quiebra) y práctica (se enfría más rápido).
Impresión digital: Tecnología recién lanzada por Ball Corporation, que permite imprimir en calidad fotográfica sobre cualquier lata. Innovación que no altera en nada las cualidades de reciclaje del aluminio, pero sí entrega un alto grado de personalización a cualquier empresa que se decida a enlatar.
Diversidad de portafolio: Ya no se trata solo de gaseosas y cervezas. Hoy muchos líquidos se pueden enlatar para, de esta manera, asegurar al máximo su calidad y practicidad. ¿Gin tonic, kombucha, agua mineral, hard seltzers, vinos y espumantes? Esto es solo el comienzo…