¿En qué consiste el proyecto Chicas en tecnología?
Chicas en Tecnología es una organización sin fines de lucro. Nosotros proyectamos y buscamos cerrar la brecha de género en tecnología y lo hacemos principalmente motivando, potenciando e incrementando el conocimiento y la experiencia vinculada a la tecnología, pero también el emprendedurismo tecnológico en jóvenes mujeres, específicamente entre 13 y 16 años, que es una edad crítica para elegir cuál es el siguiente paso que uno va a dar.
Tenemos diferentes programas para llevarlo a cabo, uno es “Programando un mundo mejor”, otro es “Clubes de Programación”; una vez que las jóvenes egresan de estos dos programas entran a la red de comunidad donde trabajamos fortaleciendo y generando este entramado y este tejido que hace que muchas veces las mujeres se conecten con algo.
Otra cosa que nos dimos cuenta que era importante es sostener esa red en la que nosotros, además, les acercamos becas, generamos ese camino crítico ya que son chicas muy chicas, terminan el secundario y lo que estamos haciendo es acompañándolas en ese proceso del siguiente paso, ya sea en lo laboral o si quieren estudiar y no saben de qué va.
Otro de los ejes que tenemos es investigación, donde generamos conocimiento en base a datos con estadísticas y números puntuales de cuántas mujeres están estudiando este tipo de carreras, cuántas mujeres están trabajando en este sector, como para pensar cuál es el siguiente paso necesario.
¿Cómo ves la participación de la mujer en el mundo de la tecnología?
La participación de las mujeres en el mundo de la tecnología es claramente minoritaria y el gran problema es que nos estamos perdiendo un potencial enorme, sobre todo nosotros desde Chicas en Tecnología trabajamos un enfoque de la programación que es con impacto social, es cómo la tecnología puede llegar a cambiar ese ecosistema, esos problemas que afectan a las mujeres y también a otros sectores.
Cuando uno trabaja con este tipo de enfoque lo que va notando es que las tecnologías deberían ser un puente para resolver problemas, para facilitar y muchas veces las tecnologías solo están pensando en el consumidor y en el usuario y desde ese lugar, como desde otros lugares la presencia de la mujer es minoritaria.
¿En qué impacta esto?
En que las propuestas, los diseños, los desarrollos generalmente se olvidan de este rol tan importante que es el rol de la mujer en diferentes ámbitos pero que además acerca diversidad, acerca otras miradas, otra forma de abordar problemas, de crear soluciones y de proponer que la tecnología sea una herramienta de cambio social.
¿Por qué creés que el porcentaje de mujeres que estudian y trabajan en tecnología es bajo?
Hay muchas barreras sociales, culturales y también de estereotipos. Esas barreras hacen que desde los consumos que tenemos mediáticos pocas veces pensemos en una mujer innovadora, porque en las imágenes está Steve Jobs, Bill Gates, son todos hombres.
Por otro lado las mujeres tienen un preconcepto sobre el desarrollo de estas carreras que es bastante errado, que es que va a ser muy complicado, muy difícil, que no van a poder porque generalmente se la asocia con las ciencias duras, a las matemáticas, al pensamiento lógico y la realidad es que hay un montón de otras cosas que ahí no se están viendo y en esto también hay otra barrera que es, para mí, la educativa, cuando uno va atravesando los microaprendizajes de las trayectorias escolares generalmente hay estadísticas alrededor de todo el mundo que las mujeres tienen un muy buen desempeño global en el nivel secundario pero es deficitario y ahí compiten y nos ganan los hombres en estas otras materias que, si se quiere, es un tipo de acercamiento hacia el conocimiento que tiene que ver con la experimentación, con el error, con poder equivocarse.
Por ejemplo, muchos de los hombres están jugando todo el tiempo videojuegos y eso les permite desarrollar esos skills (NdR: destrezas, habilidades) que tienen que ver con que cada vez que en un videojuego “morís” el mensaje es “volvé a intentarlo”.
En cambio, las mujeres el acercamiento que tenemos como consumidoras de tecnología está más vinculado con la imagen, con la selfie, y encima con una idea estética de la belleza que nos obliga a ser perfeccionistas y a buscar diferentes filtros para dar la mejor imagen de uno, que tampoco es real.
¿Qué deberíamos cambiar o proponer para incentivar a las mujeres, en especial a las más jóvenes, a involucrarse o animarse a la tecnología?
Deberíamos proponer o cambiar, en estos diferentes sectores, en lo que tiene que ver con el mundo educativo, desde gestos pequeños como animar a una chica para que dé la respuesta de matemáticas, acercar a los jóvenes y a las jóvenes en especial a pensar en estas carreras como carreras posibles para que ellas puedan ocupar esos espacios. Pero también a nivel social deberíamos pensar en estas imágenes desde las mujeres que les compramos la “Barbie”, de hecho la empresa fabricante tuvo problemas cuando quiso generar una muñeca programadora porque siguió replicando un estereotipo de mujer que era estético y bastante tonta y no sabía programar y un montón de cosas desde esos juegos que tenemos como sociedad. Hasta las imágenes y consumos culturales que tenemos en los medios, las trayectorias formativas, los trabajos, y el mundo universitario, todo es un ecosistema que debería ayudar, abonar a pensar que este es un problema de todos, porque cuando no hay alguien representado en una mesa diseñando una solución tecnológica está faltando un grupo enorme de personas que se van ver beneficiados con ese acercamiento.
¿Cómo vinculás el arte y la tecnología?
Creo que tanto el arte como la tecnología comparten que son lenguajes expresivos, uno puede expresarse, poner su voz y me parece que en ese sentido, en mi experiencia personal y en proyectos que he llevado a cabo, muchas veces facilita el pensamiento del arte a no pensar los límites sino a crear e ir más allá y pedirle a la tecnología que nos acompañe, muchas veces cuando abordamos la tecnología como usuarios pensamos que hay límites y no nos animamos a demandarle a la tecnología otras cosas, eso también me parece que es un punto crucial para pensarnos a nosotros como creadores y no solo como usuarios y consumidores.
¿Por qué pensás que la tecnología puede acortar la brecha de género y en muchos casos generar cambios en una comunidad?
La tecnología es una plataforma y lo interesante es que todavía no hay muchas cosas escritas y eso nos permite apropiarlo, desarrollarlo y cambiarlo y claramente cuando uno enseña ese alfabeto a alguien como es una mujer puede ayudar a potenciar y a cambiar realidades. Como mencionaba, en nuestros programas en Chicas en Tecnología tenemos, no solo el pensamiento, sino la comprobación, de que las chicas crean soluciones tecnológicas, crean aplicaciones de celulares que resuelven diferentes problemas, desde las inundaciones de un barrio hasta si uno está en la calle y ve un incendio y se olvida cuál es el numero rápido al que hay que llamar o cómo hacer para trabajar o denunciar un caso de bullying.
Hay una infinidad de temas, incluso como si fuera un TripAdvisor para celíacos, que estas jóvenes de trece a dieciséis años fueron creando y que hemos comprobado que generan cambios en sus comunidades, porque cuando ellas vuelven y cuentan lo que hicieron y les muestran en el celular esta nueva aplicación se convierten en Rock Star y en agentes de cambios. De hecho, hemos tenido muchos ejemplos donde después muchos de los desarrollos son incubados por el Ministerio de Modernización o en Defensa Civil o en los municipios y las ayudan a las chicas a no solo seguir mejorando sino a difundir su creación.
¿Hay prejuicios acerca del desempeño de las mujeres en áreas tecnológicas? De ser así, ¿qué deberíamos visibilizar o trabajar para solucionarlo?
Hay varios prejuicios acerca del desempeño de las mujeres, pero la realidad es que también hay tan pocas mujeres que esos prejuicios se caen porque las experiencias son casi individuales.
Creo que parte de los prejuicios es que es algo difícil, abstracto, que tiene que ver con la matemática y la realidad es que tiene muchos otros componentes y complejidades.
Otro de los puntos es que la gente piensa que vas a trabajar en un garaje solitario y oscuro y es todo lo contrario, la mayoría de los programadores trabajan con equipos interdisciplinarios y tienen que poder entender diferentes cuestiones y eso es uno de los sesgos que tenemos y es importante poder ir derrumbándolos.
Uno de los puntos a trabajar para solucionarlo o visibilizarlo es justamente -tanto iniciativas como las nuestras como desde los medios, las escuelas, de distintos lugares- empezar a pensar quién va a ser esa nueva innovadora en tecnología, esa próxima mujer referente en tecnología que, además, desde la visión de Chicas en Tecnología nos encantaría y sabemos que Argentina tiene muchísima potencialidad y muchas veces pensamos en todas las soluciones desde otros países que no son el nuestro, entonces de nuevo, cuando uno resuelve un problema desde afuera muy pocas veces puede encontrar soluciones sustentables.
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