El mensaje final es que -aunque no hay fórmulas mágicas para los medios- al final del camino, el contenido de calidad termina siendo negocio. Y los lectores entienden que hay que pagar por ese contenido.
Andrew Phelps, director de Producto de The New York Times, fue también coautor del del Innovation Report, un documento clave que refundó la mirada del histórico diario en medio de la niebla que cubrió la mirada a futuro de los medios.
Aunque buena parte del negocio del NYT todavía proviene del viejo papel, su importancia relativa va decreciendo. El diario que ya cumplió 164 años tiene hoy más abonados a suscripciones digitales que tradicionales y 70% de su tráfico web proviene de dispositivos móviles.
Con un ejército de 1.300 personas en redacción, el NYT ha logrado sortear con éxito la “pared de pago” que los medios argentinos no se animan a plantear.
La mirada y la apuesta del NYT por los contenidos de calidad también tiene un mensaje para las empresas anunciantes: “the world of digital advertising is a nightmarish joke”, plantea Mark Thompson, CEO de la empresa en referencia a la proliferación de noticias falsas, boots y demás argucias para publicar avisos y generar ingresos espúreos.
Para el ejecutivo -citado por Phelps- esta broma de pesadilla “está fuera de control: hay todo tipo de intermediarios fraudulentos y una maraña de empresas extrañas con los píxeles de seguimiento en todo. No se podía pensar en un ambiente más peligroso para una marca “, dice sin ingenuidad, alertando a los anunciantes.
Y desde el NYT se animan a un paso más: para 2025 (a la vuelta de la esquina) la publicidad display (esa donde funda su éxito económico Google con AdSense) va a desaparecer.
Ojalá.
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