Constanza (Europa)
(Especial revista El Galeón) Histórica como toda Europa, medieval pero también moderna y universitaria, la ciudad de Constanza se levanta a orillas del mayor lago continental de Alemania con una propuesta de recorrido para todas las edades y diversas inquietudes.
Fotografías: gentileza de la Oficina Nacional Alemana de Turismo.
Algo más de dos horas en tren desde Basilea (Suiza), transitando por la orilla del río Rin, y me encuentro con el lago Constanza (Bodensee en alemán) y la ciudad que se levanta a su orilla, del mismo nombre. La vista -después de los paisajes siempre inundados de edificaciones antiguas, castillos y palacios de las ciudades europeas- descansa ante el horizonte abierto del lago que, con sus más de 500 metros cuadrados de superficie, nos recuerda el mar en pleno continente. Tres países comparten la ribera: Alemania, Austria y Suiza. Desde cualquiera de las ciudades es posible viajar en pequeñas embarcaciones y, en menos de una hora, atravesar el lago y desembarcar en otra orilla, otra ciudad, otro país. Pero antes de continuar, conviene dar un paseo por este pequeño lugar con nombre de mujer joven.
Junto a la Estación de Tren, la Oficina de Información Turística me provee de un mapa y una guía de visita de una hora. El muchacho que atiende me pregunta cuál es mi idioma materno; supongo que, al escuchar mi alemán, sospechó mi extranjería. “Español”, le digo, y en seguida cambia la guía por una impresa en mi lengua madre, como él le llama. “¡Que tenga un buen día!”, me despide con una sonrisa.
Contemplar la belleza y descubrir el pasado
Me resulta difícil alejarme del lago y comenzar a caminar por las calles céntricas, pero eso es necesario para disfrutar de la arquitectura. Al igual que en un teatro, en Constanza se pueden recorrer los escenarios de acontecimientos que, alguna vez, conocimos por los libros.
La actual Caja de Ahorros (Sparkasse) fue el antiguo Edificio de Correos del Reich, representativa arquitectura comercial de los tiempos imperiales, construido en 1888. Imponente, rectilíneo y prolijo con sus guardas que lucen como recién pintadas, el lugar invita a ser observado de pie desde la calle principal.
Un poco más adelante está el hotel El Águila de Oro, ahora oficina de bancos y negocios que conservan la fachada clasicista. Sus huéspedes más famosos fueron Johann Wolfgang von Goethe, el gran poeta alemán, y el príncipe Napoleón Bonaparte, que más tarde sería el emperador. Una inmensa águila de oro domina su fachada, regalo de Napoleón III y símbolo de unión entre Constanza y el Palacio Imperial de Arenenberg, en Suiza.
Desde allí se extiende el centro turístico de la ciudad. Su nombre original era Mercado en la Orilla (Markt am Gestade) y su actual distribución lo convierte en una zona ideal para pasear y hacer las compras.
Sigo por la misma calle principal, o Calle del Mercado (Marktstrasse), y en la esquina me encuentro con la Fuente Imperial y el Edificio de El Lobo. La fuente es de 1897 y sus adornos y figuras son los originales, con numerosas alusiones al pasado de la ciudad. La que me llama la atención es la del pavo real de varias cabezas; leo que simboliza la iglesia regida por tres Papas a la vez. Esta situación dio lugar al Concilio de Constanza, entre 1414 y 1418. Junto a la fuente aparece el Edificio de El Lobo, de 1774, con su original fachada rococó, estilo que no se encuentra en otra construcción de la localidad.
La Segunda Roma
Imposible hacer un recorrido sin iglesias. Constanza ofrece varias y de diferentes estilos. Cada una posee su historia. La actual Catedral, por ejemplo, guarda los últimos restos visibles del convento agustino fundado en 1268, que fue derribado y levantado en 1802. Su estilo es gótico tardío. Además del mobiliario, se pueden ver los frescos pintados en 1417 por pedido del rey Sigismundo. Al costado del edificio se ubicaba, hasta su destrucción en 1938 por las SS (fuerzas militares nazis), la sinagoga de la Comunidad Israelita de Constanza, cuyas ruinas fueron recuperadas en 1966. La actual edificación alberga una sala de oración y una biblioteca.
La ciudad fue llamada Segunda Roma entre los años 934 y 995, ya que los visitantes de Constanza pueden admirar en sus calles las réplicas de cinco de las mayores basílicas romanas: Iglesia de San Pablo, la de San Lorenzo, Catedral de Santa María, Iglesia de San Juan y la de Petershausen. Para quienes se interesan por la historia de los templos, Constanza ofrece todavía más edificios religiosos, con sus estilos superpuestos debido a sucesivas destrucciones y reconstrucciones, que dan cuenta de las diversas y numerosas guerras libradas en territorio europeo.
Regreso al puerto
Sigo por la peatonal, doblo a la izquierda y continúan los edificios antiguos restaurados y los comercios con marcas internacionales que me recuerdan a los shoppings de cualquier país. Al final, antes de emprender el regreso hacia el lago y sabiendo que dejo atrás muchísima más historia sin mirar, me encuentro con la puerta Schnetztor, construida en el siglo 14 sobre lo que era la frontera sur de la ciudad, en la actualidad pleno centro. Estos torreones, junto con la Torre de Pólvora y la Puerta del Rin, son las únicas edificaciones bélicas medievales que se conservan, con algunos tramos de la antigua muralla que rodeaba a la ciudad.
Sigo adelante, con muchas ganas de descansar la mirada sobre el horizonte del lago, y me encuentro con el Almacén del Puerto, ya sobre la ribera. Construido en 1388 para el comercio con el sur de Europa, sirvió también como sede de la famosa feria del lino de la localidad. A su vez, durante el Concilio de 1414, se celebró el cónclave que eligió como papa a Martín V; por lo que también se lo conoce como edificio Konzil. Tras varias modificaciones, se usa como salón de conciertos y conferencias.
Camino por el muelle, como atraída por la figura imponente de su extremo: Imperia. Con sus nueve metros de altura, la obra escultórica de Peter Lenk recuerda a una cortesana italiana del siglo 16. La señora tiene los brazos extendidos y lleva en sus manos dos figuras que representan al poder terrenal y al espiritual: la corona papal y la tiara imperial, respectivamente. Desde su lugar de privilegio da la impresión de estar velando por el lago y la ciudad. La imagen de 18 toneladas de peso gira suavemente sobre su eje, de manera que mira y nos mira. Todo lo ve y lo cuida, pareciera. Inspira miedo y seguridad a la vez.
Desde este muelle es posible embarcarse por 10 euros hacia otra orilla: Friedrichshafen o Lindau en Alemania, Romanshorn en Suiza o Bregenz en Austria. Cualquiera de estos viajes no supera la hora de trayecto y, desde allí, es posible seguir por Europa central o, en el mismo día y apenas dos horas más tarde, regresar a Constanza para abordar un tren hacia cualquier ciudad del continente.
Mirando atrás
Antes de que pueda abandonarla, la ciudad me depara otra sorpresa. La Estación de Tren, compartida por los ferrocarriles alemanes y suizos, es un recuerdo de las relaciones de Constanza con Florencia. Fue construida en 1860 y, símbolo de esa antigua amistad italiana, tiene una torre neogótica medieval que la caracteriza. Mientras tanto, en el Palazzo Vecchio de Florencia se pueden observar algunos frescos con vistas de esta ciudad.
Pero no voy a Italia. Salgo en el tren de regreso por la vera del Rin, mirando con insistencia hacia atrás convencida de que Constanza guarda todavía más secretos de la historia para contarme, así que espero volver.
Hoja de Viajero
Pasajes:
Aéreo hasta Francfort directo desde Córdoba. Tren: desde el aeropuerto de Francfort, cada una hora, cinco horas de tren rápido (74 euros). Desde Basilea (Suiza), cada 20 minutos, dos horas de viaje en tren rápido (28 euros). Desde París, cada una hora, siete horas de viaje con trasbordo (132 euros). Desde Viena, cada 30 minutos, ocho horas de viaje (140 euros).
La mejor época para ir:
Entre abril y octubre (las temperaturas varían entre los 20ºC y 35ºC).
Requisitos migratorios:
Pasaporte en regla, no necesita visa. Importante: exhibir billete de avión de regreso.
Paseos:
Visitas y tours guiados por la ciudad. Vistas temáticas: “El gran legado sacro”, “Tras las huellas del Concilio”, “Los muros explican historias”, “De las tumbas y otros silenciosos lugares”. Visita y degustación de vinos en la Spitalkellerei. Todos pueden contratarse en la Oficina de Turismo en inglés, francés, italiano, español, japonés y holandés.
Compras:
Además de los pequeños comercios que se encuentran en la peatonal de todo el casco histórico, se puede visitar el shopping Lago (el nombre es así, en español), frente a la Estación de Tren.
Comidas:
Pescado recién sacado del lago: se sirve acompañado de verduras de Reichenau. Vino de Constanza, de cuyos viñedos se obtiene el abocado Müller-Thurgau de la bodega Konstanzer Spitalkellerei. Extraordinaria ternera de los bosques próximos.
Los cocineros de Constanza ofrecen una gastronomía variada y creativa, fruto de la mezcla de los tres países que se reparten la ribera del lago, siempre con los mejores productos de la tierra y del agua.
Alojamiento:
Los precios varían desde 55 a 89 euros de base en hoteles de cinco estrellas, hasta un mínimo de 12 euros en hoteles de tres estrellas. Más datos: www.booking.com/city/de/konstanz.es
Tips y curiosidades
- Festival Nocturno del Lago Constanza: cada año, el segundo sábado de agosto se festeja el punto culminante del verano en la región con un festival de fuegos artificiales sobre las aguas del lago.
- En setiembre: rock a la orilla del lago y Festival del Vino.
- Casino: abierto todos los días desde las 14.
Contactos
Códigos de área telefónicos:
Alemania: 49. Constanza: 7531.
Cruz Roja:
Tel. 1 92 22.
Policía:
Tel. 110.
Oficina de Turismo:
De abril a octubre: lunes a viernes de 9 a 18. Sábados de 9 a 16 y domingos de 10 a 13. Bahnhofplatz 13 (Plaza de la Estación de Tren). Tel. 49-7531-133060.
Internet:
www.konstanz.de
Alemania
Capital: Berlín.
Idioma oficial: alemán.
Forma de gobierno: democracia constitucional.
Superficie: 357.021 km²
Población total: 82.356.728 habitantes.
Moneda: euro.
Horario: + cuatro horas que Argentina. Verano: + cinco.
Vacunación: ninguna obligatoria.