Obama y un guiño hacia la ecología en el automóvil. Bienvenido.
(Por José Manuel Ortega) Estados Unidos se ha mantenido al margen de la lucha por la reducción de las emisiones contaminantes, al menos en la industria automotriz. ¿Está cambiando?
Mientras el mundo (Asia y en menor medida Europa) se dio cuenta hace tiempo que debían pensarse, desarrollarse, fabricarse y venderse (y publicitarse) autos más amigables con el medio ambiente, y con un menor consumo, los norteamericanos siguieron con sus grandes -y consumidores- vehículos, como si pudieran abstraerse de esta realidad, que tarde o temprano iba a llegarles.
Afortunadamente, hace un tiempo que se observan algunos indicios alentadores de un cambio de mentalidad, al menos en los consumidores.
¿Cuáles? Se están vendiendo bastante bien los vehículos híbridos –Honda Insight y Toyota Prius-, comienza un interés por el diesel (hasta ahora inexistente en vehículos de calle), algunas marcas comienzan a quitar de sus catálogos las motorizaciones más grandes y se respira un aire ¿ecológico? En buena hora.
Días atrás, el presidente Obama anunció medidas para aumentar la eficiencia en el consumo de combustible y reducir las emisiones contaminantes, rubro al que contribuyen fuertemente en el contexto mundial.
En un acto en el que estuvieron presentes los directivos de las principales automotrices y el –ex actor- gobernador de California Arnold Schwarzenegger, Obama reconoció que “durante décadas hemos hecho muy poco para mejorar el consumo de nuestros vehículos”.
Las nuevas medidas, que comenzarán a regir a partir de 2012, preveen que en 2016 el rendimiento de los vehículos sea de 6.6 l/100 km, cifra inalcanzable para los grandes motores que aun hoy existen en el país del norte.
Si esto se cumple, dicen desde la administración Obama- se ahorrará un 5 % del consumo anual –que no es poco dada la voracidad del mercado automotor- y se reducirán 900 millones de toneladas cúbicas de CO2.
Celebramos este nuevo aire más amigable con el medio ambiente desde la industria automotriz. Es cierto, no alcanza para frenar el desastre ecológico, pero es un avance, y seguramente el primero que contagiará a otros.