Madura, madura, madura el knock out. La ilusión de Sergio Massa de construir un puente hasta agosto se desintegró con la corrida de esta semana. La devaluación es inevitable, aunque la siguiente pregunta es cuál es el tipo de cambio que patea la pelota hasta diciembre.
La invitación a los exportadores a liquidar a $ 300 no funcionó como el dólar soja I y II. Quizás la semana pasada a $ 350 era un incentivo. Hoy muchos imaginan un dólar comercial (oficial) a $ 400 como “ancla” para frenar la corrida.
Devaluar sin otras medidas no haría sino agravar las cosas, pero no devaluar nada ya es imposible.
En menos de una semana van a empezar a faltar cada vez más productos si no hay un ajuste del tipo de cambio. Sería poner morfina a un cuerpo doliente: no soluciona el tema de fondo, pero hace menos doloroso el trance.
Muchas cosas cambiaron con la tecnología: una corrida bancaria ya no se ve en la calle, sino que se siente en los sistemas informáticos. Para comprar dólares (CCL o cripto dólares) no hace falta ir a ninguna cueva sino ingresar a alguna aplicación.
Como un boxeador al borde del knock out, el gobierno tira alguna mano perdida: más controles de cambio, involucrar a AFIP y antilavado para contener lo incontenible.
La devaluación es cuestión de horas. No va a cambiar nada de fondo, pero puede ser el minuto en el rincón que el gobierno está necesitando para salir al siguiente round. O tirar la toalla.