Los próximos 30 días prometen ser, como mínimo, “moviditos” para el sector de salud. Aunque no hay total certeza, miembros del cuerpo médico del Sanatorio Allende estiman que los casos del COVID-19 irán en ascenso hasta finalizada la primer quincena de abril (cuando la curva de crecimiento debería empezar a “achatarse).
Por esto, la clínica ya puso en marcha una serie de medidas con las que buscan combatir la problemática y acercar mayor seguridad a sus pacientes.
En sus dos sedes ya han instalado hospitales de campaña; en la del cerro, el mismo fue ubicado fuera del edificio principal, en una carpa instalada en el estacionamiento del recinto.
El resto de las medidas se alinean con lo sugerido por el Ministerio de salud y la OMS, y están orientados a evitar el contacto entre las personas. En primer lugar, todas las puertas que dan al exterior de los edificios han sido dividas, destinando algunas de ellas exclusivamente a la entrada y otra a la salida (con el fin de evitar amontonamientos). El mostrador de informes fue acercado al ingreso, para poder informarles a todas las personas a donde deben dirigirse apenas entran al recinto.
Todos los escritorios de recepción han sido delimitados con una línea roja, que indica a los asistentes donde deben pararse para mantener la distancia adecuada, y se redujo el número de asientos en las salas de espera (para permitir que los mismo se encuentren más separados entre ellos). Por último, se instaló señalética que recuerda a los presentes la importancia de evitar el contacto físico con otras personas en el recinto.