Resulta imposible pensar que una casa de 1000 metros cuadrados fue desarmada para cruzar el océano en barco y luego ser armada, con los mismos materiales y sistema constructivo, en un terreno de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Sin embargo, ésa es la historia del Museo de Arte Moderno La Casa de Japón, y también la historia de Patricia y Guillermo Bierregaard, sus dueños. Después de vivir 32 años en aquel país, el matrimonio decidió regresar a la Argentina y poner en marcha un entrañable proyecto personal: divulgar la cultura japonesa y todo lo que aprendieron allá durante su larga estadía. Primero tenían que conseguir el espacio. En 1979 encontraron una casa Minka de 250 años de antigüedad ubicada en las afueras de Tokio, en la Prefectura de Fukui. Entonces estaba deshabitada y era excepcionalmente grande. De estilo “gassho-zukuri”, este tipo de viviendas son construidas por los campesinos con los materiales disponibles en los bosques de la zona, simples y baratos, pero su tipología representa la esencia de la arquitectura residencial japonesa. Cada detalle del diseño interior y exterior está atravesado por la religión, las costumbres, los valores y las tradiciones de una familia. “Allá el arquitecto se vuelve un psicólogo que se ocupa de proyectar en función de la vida y la sensibilidad de los habitantes, ése es el sentido de la arquitectura japonesa, el factor humano por encima de la estética. Además, tanto la casa como el jardín se diseñan juntos, son parte de un todo. Estas construcciones de campo inspiraron a dos grandes de la arquitectura del siglo XX, Frank Lloyd Wrigth y Le Corbusier”, cuenta Guillermo.
Apenas adquirida, la propiedad fue desmontada por cuatro carpinteros japoneses que la guardaron bajo un tinglado, en el puerto de Nagoya, para restaurar y limpiar las maderas, ya que eran muy antiguas. Cada pieza se identificó con un número que permitiese el rápido armado posterior. Cinco años después, la casa partió en barco rumbo a Buenos Aires. El mismo equipo se ocupó de reconstruirla según los planos del arquitecto Junzo Yoshimura, discípulo de Frank Lloyd Wright, que proyectó la disposición interior para que pudiera utilizarse como museo, tal era la voluntad del matrimonio Bierregaard. Implantar la estructura principal en el nuevo terreno demandó solo tres semanas, pero volver a montar el resto de la casa, tal como era, llevó 22 años. La vivienda tiene 13 metros de altura, 1000 m2 cubiertos y se desarrolla en tres plantas y un altillo. Está hecha con tres tipos de maderas, base de piedra (no tiene cimientos), arcilla, bambú y esteras de paja de arroz (tatami). El techo original era de junco, pero se reemplazó por tejas. El armazón es un sistema de vigas (cada una pesa 4 toneladas) encastradas que sostienen el techo de troncos anudados con sogas que se lubrican con aceite de lino una vez al año: ni un solo clavo. No tiene muros portantes, y el solado del ambiente principal, teniendo en cuenta el nuevo uso, y que en la Argentina no existe la costumbre de descalzarse antes de entrar a un espacio cerrado, es de cerámica. Los muros laterales son de vidrio y puertas corredizas de madera y papel. Se mantuvieron dos habitaciones originales. Según cuentan los anfitriones, en los últimos 300 años las casas comunes de todo Japón se levantaron según un orden modular, lo que permite ahorrar tiempo (7 meses de obra, como máximo) y así el arquitecto puede dedicarse a planificar otros detalles. El respeto por la tradición constructiva, los magníficos muebles que alberga (casi todos de firma, y algunos diseñados por los Bierregaard, como una mesa baja confeccionada con la madera de un árbol de 1000 años) la iluminación cenital que no interviene en la arquitectura y la notable colección de piezas de cerámica, cestería y artesanías artísticas evidencian la profunda admiración de sus propietarios por la cultura japonesa. El jardín merece un párrafo aparte. Desde el interior se aprecia cada estación del año y dos grandes objetos escultóricos expresan algunas de las muchas virtudes del pueblo nipón: la perseverancia y la serenidad.
El Museo es muy visitado por arquitectos, ceramistas y estudiantes de bellas artes, ya que es la única propiedad de este tipo que se conserva fuera de Japón. Para conocerla se debe hacer una cita previa por el 011 4737-9293 / 8110 o por mail a minka_en@yahoo.com.ar
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