La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y su par de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, informaron hoy que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la inscripción en el Registro de Especialidades Medicinales de la vacuna argentina ARVAC Cecilia Grierson bivariante contra la COVID-19, desarrollada en conjunto por el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Pablo Cassará. Se trata de un hecho histórico, ya que es la primera vez que una vacuna contra enfermedades infecciosas fue diseñada y desarrollada integralmente en Argentina.
“Este es un día histórico”, celebró Vizzotti al referirse a “la posibilidad de tener una herramienta segura, eficaz y de calidad” que permitirá garantizar los refuerzos periódicos de nuestra población contra la COVID-19, “sustituir importaciones y poder exportar”.
Así, la ministra puso en relieve el trabajo de “nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del CONICET y el sostén de la Universidad Pública, el compromiso de las provincias, la pasión con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión política de un Gobierno para articular con todos los ministerios”.
En ese sentido, Vizzotti felicitó a la ANMAT por “todo el camino que hizo con esta vacuna” que es “un reaseguro enorme para nuestro país y también una puerta de entrada a la región para poder exportarla”. Y concluyó: “Este es el país que nos da orgullo, el país por el que trabajamos y por el que vamos a seguir trabajando siempre”.
Primera vacuna argentina contra la COVID-19
La autorización de la vacuna ARVAC Cecilia Grierson es producto del esfuerzo coordinado de más de 500 profesionales y técnicos de distintas disciplinas pertenecientes a 20 instituciones públicas y privadas del país. Con su capacidad de almacenamiento entre 2 y 8°C (temperatura de heladera), esta vacuna podrá utilizarse para la aplicación de refuerzos anuales en individuos ya vacunados con otras plataformas de vacunas, como las de adenovirus o ARN.
La vacuna ARVAC se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, una tecnología segura que puede aplicarse a embarazadas, bebés, inmunosuprimidos y se utiliza desde hace más de 20 años en las vacunas contra la Hepatitis B en niños recién nacidos, o más recientemente con la vacuna contra la VPH. Se trata de una plataforma que además puede adaptarse fácilmente ante el surgimiento de nuevas variantes de preocupación en un tiempo relativamente breve de entre tres y cuatro meses.