Frente a este panorama, este lunes, los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, analizaron las proyecciones para los cultivos que comienzan a sembrarse en esta época del año y, en un contexto que no sólo golpea a los productores agropecuarios del país, sino al principal ingreso de divisas del Banco Central, el resultado es desolador.
De cara a la "cosecha gruesa" la entidad rosarina describió un retraso récord en la implantación de soja por falta de humedad en los suelos y un masivo corrimiento de la siembra del maíz, hacia febrero, con expectativa de que en este período incremente las lluvias.
En la extensa pampa húmeda, hace casi cinco meses que no llueve; las consecuencias fueron representadas por la BCR con un mapa que se pinta de un rojo intenso en el centro país, y plantea tres escenarios posibles, que se alteraran en función de los milímetros de agua que puedan acumular los suelos.
Escenarios 2023
En el mejor de los escenarios, para la soja, la BCR estima un rendimiento de 28,2 quintales por hectárea, una productividad en torno al promedio de los últimos cinco años. En una superficie sembrada de 17,1 millones de hectáreas la producción podría alcanzar a 46,7 millones de toneladas, 4,5 millones de toneladas por encima de lo registrado la campaña anterior.
Para el maíz, se apuntó un rendimiento de 75,8 quintales por hectárea, por debajo del promedio de los últimos cinco años, pero sobre una superficie de 7,9 millones de hectáreas, lo que representa 750.000 hectáreas menos. La producción rondaría las 51,2 millones de toneladas, que serían 100.000 toneladas por encima de lo alcanzado en el ciclo anterior.
En el escenario optimista 36 millones de toneladas quedarían disponibles para exportación. Con esta información, la liquidación de divisas por soja y maíz alcanzaría los u$s 36.119 millones, una caída del 20,9% (u$s 9.560 millones) en relación a exportación de 2022.
Luego en el escenario realista con una marcada caída en la producción respecto al promedio de los últimos cinco años, se estima un rinde de 25 quintales por hectárea para la oleaginosa, cuatro puntos por debajo del promedio; con una cosecha en torno a 40,8 millones de toneladas, 1,4 millones abajo de la campaña anterior.
Por su parte, el rinde de maíz podría ser de 70 quintales por hectárea, en línea con la campaña 2012/13, con una producción de 47,3 millones de toneladas, lo que señala una reducción de 3 millones de toneladas respecto al último ciclo.
En este contexto el ingreso de dólares bajaría a u$s 33.103 millones en 2023, lo que refleja un 27,5% o u$s 12.586 millones menos.
Finalmente, el panorama pesimista, lleva a 20 quintales por hectárea (qq/ha) la producción de soja, 9 puntos por debajo de la marca de los últimos cinco años, lo que daría lugar a una cosecha de 32,1 millones de toneladas, 10 millones de toneladas menos.
En maíz, con un rinde que caería hacia los 62 qq/ha, 16 puntos por debajo del promedio del último lustro y una producción de 41,9 millones de toneladas, la perspectiva también es desoladora. Se trata de 10,8 millones menos que en el ciclo 2021/22, dejando liberadas a la exportación solo 27,5 millones de toneladas.
Así, la peor de las proyecciones, significaría el ingreso de escasos, u$s29.847 millones, una abrupta reducción, del 34,6% o u$s15.842 millones, sobre la proyección inicial de u$s 45.589