EZEQUIEL CHABAY
Con gesto adusto al cuarto día de un ajetreado encuentro, el presidente Alberto Fernández dejó el hotel Prince de Galles donde se alojó en París para acudir a la embajada argentina y conversar allí con ocho empresarios convocados especialmente por esta delegación diplomática para intercambiar impresiones, y oír los planteos de los representantes de los capitales privados alocados en el país.
La convocatoria no solo fue reducida por los protocolos preventivos de Covid-19. También porque la representación argentina, a cargo de Leonardo Costantino, hizo una particular selección de compañías con "asuntos pendientes" con el país.
En el edificio ubicado sobre la Rue Cimarrosa, escoltado por los ministros de Economía, Martín Guzmán, y Relaciones Exteriores, Felipe Solá, el presidente trazó un breve panorama de los objetivos de su gira, que se resumen en lograr apoyo para la renegociación de las deudas habidas con el FMI y el Club de París, y desarrollar las relaciones con los gobiernos y el sector privado.
En su breve alocución, Fernández se despachó contra el gobierno anterior, del expresidente Mauricio Macri, y la crisis acentuada por la pandemia de coronavirus para describir la endeble situación de la Argentina y pedir, por lo tanto, "paciencia" al empresariado local.
UN PEDIDO: HONRAR LOS COMPROMISOS
Según pudo reconstruir El Cronista, en diálogo con los participantes, las empresas francesas reclamaron la atenuación del "cepo" al dólar, la facilitación del acceso a divisas para girar dividendos y pagar compromisos tomados en el exterior, como una condición indispensable para mantener las operaciones en ritmo.
En una mesa de trabajo prácticamente dominada por hombres, la única mujer empresaria usó términos contundentes para graficar el planteo del sector privado francés.
La invitada, que ya había estado con Alberto en un encuentro similar el 5 de febrero de 2020 en esta ciudad, recordó al presidente que las inversiones funcionan "como una puerta giratoria" y que su llegada depende también de la libertad para disponer de los fondos cuando se requiera su salida. Por eso reclamó que "se quite la piedra" que incomoda al sector privado.
Según pudo reconstruir El Cronista, las empresas francesas reclamaron la atenuación del "cepo" al dólar, la facilitación del acceso a divisas para girar dividendos y pagar compromisos tomados en el exterior, como una condición indispensable para mantener las operaciones en ritmo.
Otro de los participantes, vinculado al sector energético, fue contundente al pedir al Gobierno que "honre sus compromisos" y cumpla con los acuerdos establecidos en el Plan Gas, por el que se comprometieron subsidios al valor del barril de petróleo ante la abominable caída de su precio en el mundo, como forma de sostener el ritmo de producción en la Argentina y las fuentes de empleo.
Fernández oyó en todo momento y fue el único de los argentinos en hacer uso de la palabra. Solá y Guzmán tomaron nota de los pedidos, pero no hubo indicación en público de seguir particularmente las situaciones enunciadas para encontrar una salida.
El encuentro con empresarios fue determinante en el plano institucional y para conseguir un favor político de parte del presidente de este país, Emmanuel Macron, quien será clave para lograr que la Argentina logre un "puente de tiempo" y no caiga en default si acaso no paga los u$s 2400 millones que debe al Club de París el 31 de mayo próximo. El reloj corre y el Gobierno lo sabe.
Al mediodía de París, y tras un breve paso por su hotel, Fernández salió a dar un paseo a pie, y distenderse antes de verse con su homólogo francés, que da una importancia crucial a la opinión del sector privado para caracterizar la relación a construir con cada país.