La noticia sorprendió. Nadie se imaginaba que Vicentin volvería a estar en boca de todos, esta vez por un acontecimiento inesperado. Tras el impasse de las últimas semanas, luego del revuelo que generó el anuncio de intervención estatal de la cerealera en junio, la empresa recibió otro golpe fortuito: el repentino fallecimiento de su CEO, Sergio "Mono" Nardelli, ayer por la noche.
"Imaginábamos que podían ocurrir muchas cosas, pero no esto", dicen allegados al entorno del grupo empresario. Mientras hace el duelo e intenta recuperarse del shock, la familia Vicentin delimita sus planes futuros y se enfoca en retomar la estrategia que definió antes de que el Gobierno decidiera avanzar sobre la cerealera concursada.
A la par del concurso de Vicentin SAIC, la compañía intenta volver, de a poco, a la "normalidad". Por estas horas, piensa en un refresh de su management, busca incorporar un socio que añada capital y no descarta desprenderse de activos para generar ingresos, pese a que, hasta el anuncio de intervención, no consideraba esta opción, más allá de la posible venta de la cerealera.
"Probablemente, el fallecimiento de Nardelli hará que el Gobierno baje aún más los decibeles. Pareciera ser que el sueño arrabalero de la intervención quedó cajoneado finalmente. Algún día nos enteraremos qué fue lo que verdaderamente los motivó a encarar esta idea", dicen fuentes cercanas a la empresa. "Despejada esta incertidumbre referida a la cuestión política, la compañía prevé que el concurso siga su curso, mientras negocia en paralelo para alivianar su deuda", explican.
En este proceso, será clave el recambio de la dirección ejecutiva, un pedido que ya había realizado el Banco Nación. Nardelli era la principal cara de un directorio colegiado, compuesto por 13 personas en representación de 109 accionistas.
En el sector, se rumorea con que Máximo Padoan podría llegar a ocupar el espacio que dejó vacante Nardelli, aunque aclaran que la gestión se lleva a cabo de manera colectiva. "Pese a que él era la imagen visible, la conducción es grupal y las decisiones se toman de forma mancomunada. Él estaba a cargo, fundamentalmente, de la exportación de granos, harinas y aceites", detallan.
Como resultado, aparecerán nombres nuevos. "La diferencia es que ahora los accionistas podrán elegir, y no el Gobierno, a los sucesores. Además, se incorporarán dos veedores, tal como sugirió el juzgado", afirman.
"Con el objetivo de salir de esta situación, Vicentin se mostrará activa y cumplirá con los requerimientos judiciales para seducir la entrada de capital. A pesar del impacto de la cuarentena, otros negocios del conglomerado, como el frigorífico Friar y la bodega Vicentin Family Wines, se mantienen sólidos", admiten allegados al holding santafesino.
"La algodonera fue la más afectada por la caída global de los precios del algodón por la escasa demanda textil, a tal punto que se reconvirtió y empezó a fabricar alcohol en gel", explican, y aclaran que el contexto juega en contra de la reactivación de las negociaciónes: "Es difícil poner en valor los activos en esta coyuntura, que resulta perjudicial por la recesión".
Así y todo, se esperanzan con el ingreso de un accionista. "La participación de la familia podría verse limitada. Se necesita que acreedores cambien la deuda por acciones o la entrada de nuevos inversores. Son las únicas alternativa para tener cash flow, a menos que se logre un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE)", aseguran.
En lo que respecta al proceso legal, a fin de mes se vence el plazo que fijó el juez para la presentación de las acreencias. Aunque todavía se desconoce si se volverá a postergar la fecha límite, como sucedió en varias ocasiones, en parte, debido a la imposibilidad de muchos acreedores de movilizarse por el aislamiento, Vicentin espera que concluya esta fase para pasar a la siguiente: la homologación de las propuestas, que podría demorar hasta un año y medio. "La empresa intentará ganar tiempo. Los plazos concursales son largos y podrían alargarse aún más. Estas cosas no se resuelven de un día para otro", sostienen.
Por otra parte, Vicentin busca recuperar la confianza entre los acreedores comerciales, acopios y productores que le vendían materia prima. "A muchos de ellos todo lo que pasó les repercutió negativamente y están desconfiados. No obstante, la cadena de comercialización continúa funcionando y empiezan a recomponerse las relaciones", señalan.
Mientras tanto, las plantas están operativas y continúan tres acuerdos de fasón con Glencore, en el establecimiento de Timbúes, y con la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Grupo Olio, en el de San Lorenzo. "Todos los complejos productivos están en funcionamiento, salvo el de Ricardone, por la estacionalidad de la cosecha de girasol", concluyen, y agregan que las expectativas en este sentido son favorables, con la recuperación de los valores del maíz, la soja y otros commodities.