Durante el mes de agosto pudo observarse un curioso contraste entre dos de las principales secuelas que está dejando la pandemia. Mientras por un lado los contagios escalaron a un ritmo galopante –pasando de un promedio de 6000 casos diarios al cierre de julio a un pico de 11.700 nuevos contagios la semana última–, por el otro, el Gobierno rescata algunos datos económicos que insinúan que lo peor de la pandemia va quedando atrás.
“En agosto las trasferencias del Banco Central (BCRA) al Tesoro se redujeron a sólo $ 40.000 millones, muy por debajo de las estimaciones de la mayoría de analistas”, celebró a través de un mensaje publicado en su cuenta de Twitter el vicepresidente del Central Jorge Carrera. “Consolida la tendencia. Se combina una persistente reducción en el déficit y una buena performance de las colocaciones en pesos”, agregó.
En efecto, las asistencias del Banco Central (BCRA) al Tesoro exhibieron una significativa desaceleración. Los $ 40.000 millones que debió girar la autoridad monetaria vía adelantos transitorios en agosto representan una importante caída respecto de los montos enviados en los meses previos –tanto vía adelantos transitorios como por transferencias de utilidades– y constituyen el menor registro desde que comenzó la pandemia y el segundo menor de la era Pesce.
Antes las sumas giradas habían ascendido a $ 220.000 millones en julio, $ 200.000 millones en junio, $ 430.000 millones en mayo, $ 310.000 millones en abril, y $ 205.000 millones en marzo.
Si bien los datos consolidados del mes recién se conocerán sobre el cierre de esta semana, fuentes de la entidad situada en Reconquista 266 indicaron a El Cronista que los $ 40.000 enviados al Tesoro serán definitivos para agosto.
Esta menor presión que recae sobre el BCRA responde principalmente a que en julio –tomando como referencia los meses previos y no la comparación interanual– el Estado ha avanzado en una reducción del déficit fiscal. “La brecha fiscal en julio se achicó respecto al promedio que se venía viendo entre abril y junio. Esto se dio por un gasto que creció en menor ritmo e ingresos que se fueron recuperando”, indicó Martín Vauthier, economista y director de Eco Go.
Según el economista hay otros dos factores que también explican esta menor demanda. “En los últimos meses, el Tesoro también ha venido reconstruyendo la curva de pesos y ha logrado obtener financiamiento por esa vía. Y también han crecido significativamente los depósitos públicos, lo cual da otro margen”, explicó.
Visión similar aportó Amilcar Collante, economista de Cesur. “Según informa la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el gasto que no está relacionado al Covid está cayendo en términos reales. Es decir, el Gobierno ya está haciendo un ajuste fiscal. Quizás en su discurso no lo remarca, pero se está preparando para encarar la negociación con el FMI”, explica. Y remarca: “De hecho, jubilaciones, que es uno de los rubros que más pesan en el gasto público, se está achicando con la suspensión de la fórmula de ajuste”.
El citado trabajo de la OPC, titulado “Análisis de la ejecución presupuestaria de la Administración Nacional – Julio 2020” y publicado el pasado 13 de agosto, precisa: “Los programas ejecutados para enfrentar el desafío sanitario implicaron, en el mes de julio, un gasto por alrededor de $ 96.001 millones, sin los cuales el gasto primario hubiera caído 2,8% real en comparación con el mes de julio del año anterior”.
A ello debe sumarse, además, que en julio las erogaciones en concepto del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) cayeron un 27,5% en relación al mes anterior. Pasaron de $ 99.750 millones a $ 72.300 millones.
“Hay otros gastos que se expandieron más, pero hay una señal fiscal de que si se va retirando el gasto Covid, los otros gastos están bastante ajustados”, suma Collante. Y respecto a qué lectura hace de los montos de asistencia al Tesoro informados por el BCRA, expresó: “Esos $ 40.000 millones van a ser el menor registro desde el inicio de la cuarentena. Por supuesto que no es un número pequeño, pero marca que si la asistencia es cada vez menor, no habrá que forzar tanto para esterilizar esos pesos”.
Por último, Collante advierte que “hay que ver cómo se desmantela o desarma ese gasto vinculado a la pandemia”, pero que “si miramos los hechos, vemos que cada vez se está acotando más el ATP y el IFE, los dos programas más grandes” vinculados a mitigar los impactos de la pandemia. Y mirando hacia adelante, recordó: “Hay que ver cómo siguen los meses siguientes, teniendo en cuenta que el último bimestre del año es el que más financiamiento requiere”.
En sintonía, Vauthier agregó: “El principal punto es cómo sigue evolucionando el déficit. Uno esperaría que se vaya achicando a medida que los ingresos van recuperando nominalidad, que se va flexibilizando la apertura de actividades y hay una menor ponderación del gasto vinculado a programas relativos a la pandemia”.