Falabella cierra todos sus locales en la Argentina y conserva sólo su canal de venta electrónico, un paso más en el repliegue que el grupo chileno encara desde septiembre del año pasado, cuando dio a conocer su intención de achicar su estructura local para hacer "más sustentable" su negocio.
Según le informaron a El Cronista fuentes allegadas a la compañía, en los próximos 60 días, la empresa bajará las persianas de las únicas tres tiendas departamentales que quedaron en pie en el país, ubicadas en la calle Florida (en el 202 de la peatonal porteña), el shopping Unicenter y el de Rosario (Santa Fe), con su consecuente liquidación.
De esta manera, no queda ninguno de los 10 locales que Falabella tenía en el país. En febrero, la cadena había anunciado el cierre de tres sucursales, las de Mendoza Plaza, San Juan y Córdoba. Además, otras cuatro dejaron de funcionar el año pasado: la emblemática de Florida al 300 y la de Tortugas Open Mall (TOM), y las que no volvieron a abrir luego de la cuarentena, en el DOT Baires y el Alto Avellaneda.
Al igual que en los casos anteriores, el proceso contempla un plan de retiro voluntario para los 500 colaboradores de las tres sucursales que cesarán sus actividades, que se suman a los 300 retiros voluntarios que la firma dio para el personal de las tiendas que ya cerraron.
El Sindicato de Comercio exigirá el pago de la totalidad de las indemnizaciones correspondientes, según declaró el gremio a través de un comunicado.
La decisión responde a la falta de interesados en adquirir la filial de la cadena de indumentaria y accesorios, después de seis meses de múltiples cambios en los términos y condiciones en la negociación. De esta manera, el grupo transandino desiste de encontrar un socio que continúe al frente de los locales de la marca en el país.
Aunque, en el último medio año, la operación fue ofrecida a los principales jugadores del retail, el modelo de negocio resultó poco atractivo, teniendo en cuenta que la mayoría del stock se compone de artículos importados.
Pero no fue el único factor que propició este desenlace. Al comienzo de la negociación, la empresa había expresado su intención de no separar las operaciones de Falabella y Sodimac en el proceso de venta, teniendo que ofertar por ambas los interesados. Aunque luego dio marcha atrás respecto de este condicionante, fue un limitante.
A ello, se le sumó la imposibilidad de usar la marca Falabella para los nuevos dueños y más de 300 empleados en el centro de distribución afiliados a Camioneros, entre otras trabas que generaron desinterés.
En el último semestre, Falabella acumuló un rojo de u$s 136,6 millones. "La pandemia profundizó el proceso de digitalización y afectó los resultados. Para adaptarse a esta nueva tendencia y hacer sustentable la operación en el tiempo, Falabella determinó cerrar tiendas", detalló la compañía mediante un comunicado, unos meses atrás.
La cuarentena aceleró una decisión que ya se había tomado a raíz del mal clima de negocios y la situación económica local. En enero de 2020, antes de la pandemia, el CEO de la firma, el argentino Gastón Bottazzini, admitió que no vislumbraba un cambio positivo, en una entrevista con el diario chileno La Tercera. "Desde ya hace un tiempo, nuestros planes son conservadores. Hicimos un par de ajustes", explicó en ese entonces el ex McKinsey.
EL FUTURO DE SODIMAC
Por el momento, el futuro de Sodimac no correría el mismo destino. Según informó El Cronista Comercial la semana, el grupo chileno ahora quiere quedarse con la gestión local de la cadena de materiales para la construcción, luego de haber cerrado dos sucursales.
Así, la empresa sacó el cartel de venta de Sodimac y desestimó las ofertas recibidas. En este caso, ninguna de las propuestas presentadas por los oferentes convencieron. "Quedan en el camino, al ser consideradas insuficientes por el holding", confiaron fuentes que siguieron de cerca las conversaciones.
El caso de Sodimac es distinto al de Falabella. "Ya ajustaron tanto que el negocio empieza a cerrarles", señalaron conocedores del deal en relación al achique de la estructura de ambas cadenas. El grupo confía en la potencialidad del segmento de mejoramiento del hogar.
La reactivación de la construcción -con mejoras en el nivel de empleo, una mayor demanda de insumos y el lanzamiento de un programa de créditos hipotecarios que reemplazará a los UVA- lo motivan a continuar su actividad en el país. El sector aumentó su actividad un 4,4% en enero (último dato relevado) respecto a diciembre y registra un crecimiento sin interrupciones desde agosto, según la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).
Con todo, la bajada de línea desde Chile fue contundente. La operación de Sodimac en la Argentina deberá ser autosustentable. Esto significa que la casa matriz no le inyectará capital. "Implica una estructura más eficiente, algo que consideran absolutamente viable, si se tiene en cuenta el potencial vinculado al rubro", aseguraron conocedores del mercado.
Aunque su continuidad demandará una readecuación de la estructura, por el momento, Sodimac no cerraría más locales. Tras bajar las persianas de sus locaciones de Villa Tessei y Malvinas, conserva seis puntos de venta ubicados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Córdoba.