La historia parece repetirse cada temporada. Por el cepo a las importaciones y la suba del dólar blue, la ropa de invierno también tendrá poco stock y precios elevados: las principales marcas de indumentaria aseguran que continúa el faltante de insumos y materia prima, lo que genera una producción más limitada.
Las marcas, como es habitual para estas fechas, ya lanzaron el adelanto de temporada Otoño-Invierno 2023. Las prendas, que conviven con los productos de liquidación, llegaron con precios por encima de la inflación, con alzas que promedian el 100%. Un abrigo para enfrentar los próximos fríos ya cuesta $ 100.000.
Según los datos del índice de precios al consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la indumentaria, en los 12 meses de enero de 2022 a enero de 2023, acumula una suba del 84,3%, número en el que incidieron los acuerdos de precios que el Gobierno pactó con el sector, luego de que fuera uno de los rubros de mayor incremento a lo largo del año pasado. El ítem Prendas de vestir y calzado subió 120%, contra 94,8% del índice general. Sólo en el Gran Buenos Aires, las prendas de vestir y materiales subieron más de 129 por ciento, indicaron los datos oficiales.
En septiembre, el sector acordó con el Gobierno no aumentar sus precios hasta fines de 2022 y, en diciembre, extendió ese compromiso hasta el último día de febrero de 2023.
"El principal problema es que hoy se perdieron los precios de referencia de casi todos los insumos", describe Horacio Ernesto del Burgo, presidente de la Cámara Argentina de Innovación Textil y Afines (Caita).
El problema no es nuevo. Pero preocupa ante el inminente lanzamiento de la nueva temporada. "Hay dificultades para transferir pagos a los proveedores del exterior. Eso comenzó el año pasado y hoy continúa. Vamos a seguir con las dificultades de abastecimiento. Es entendible porque al país le faltan dólares", explicó el empresario textil.
Desde el sector, aseguran que este año no sorprenderá encontrar modelos de la temporada pasada. Mucha materia prima no llegó a tiempo para producir, por lo que se decidió achicar la oferta disponible que, en algunas marcas, ya está en las vidrieras.
A las complicaciones que trajo el cepo a las importaciones, se suma además la falta de talleres: muchos cerraron en pandemia y otros hoy no tienen mano de obra disponible. Esto se traduce en valores más caros.
La brecha de casi el 100% entre el dólar oficial y el blue genera que la mano de obra de la que se abastecía esta industria haya desaparecido. "A los extranjeros, ya no les sirve el cambio para enviarles dólares a sus familias. Entonces, hoy, los talleres anuncian aumentos descomunales porque, como no hay mano de obra, tienen poca capacidad para absorber trabajo. A eso, se suma la fuerte reducción de talleres que hubo en el mercado en pandemia", explican en una de las principales marcas de indumentaria femenina.
A esto, se suma la dificultad que tienen las empresas para importar maquinaria para aumentar o, en muchos casos, mantener sus niveles de producción. "Las inversiones que hicimos para aumentar capacidad se vieron demoradas por las complicaciones para importar las máquinas", explicó Ignacio Guerrieri, gerente comercial de la marca Le Utthe, que tiene 57 locales propios en todo el país.
"Hoy, estamos en etapa crítica, de poder asistir a nuestro gremio con las necesidades de solución de reparación de çsus máquinas por la agónica falta de repuestos de lo importado como maquinaria. Comienza el gran cementerio de máquinas inutilizables por falta de repuestos", explicó Del Burgo.
De hecho, desde la cámara que agrupa al sector, explicaron que muchos clientes viajan a Chile a comprar repuestos para poder continuar fabricando.
"El aumento de los precios pasa a segundo plano. Hoy, no hay stock ni de insumos ni de telas. Ingresar materia prima del exterior es casi imposible. Más difícil es poder importar maquinaria. Es un verdadero dolor de cabeza trabajar así", agregó.
UN TAPADO, UN ALQUILER
Los valores de las prendas de la nueva temporada tiene precios insólitos. Comprar un abrigo de mujer cuesta lo mismo que un alquiler de un departamento de dos ambientes.
"Se perdieron los valores de referencia. La gente ya no sabe realmente cuánto valen las cosas y las primeras marcas tienen precios muy elevados que apuntan a un mercado muy particular", agregó Del Burgo.
"En este contexto, es muy difícil ser rentable. Pero, para nosotros, el negocio está en vender cantidad. Por eso, mantenemos precios competitivos. Ese es nuestro nicho", explicó Guerrieri.
Una campera en una de las principales marcas nacionales de ropa para mujer, arranca en $ 68.000 y llega hasta los $ 125.000 en la nueva temporada. En otra etiqueta, también de las referentes del rubro, los tapados tienen un precio promedio de $ 106.000. En una tercera cadena, la opción más económica arranca en $ 65.000.
Por esos valores, se consigue alquilar un monoambiente o un dos ambientes en los barrios porteños de Caballito o Palermo.