AGUSTIN SZAFRANKO
Lejos de las expectativas oficiales, el dato de la inflación de abril que difundirá este jueves el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) volverá a estar cerca del 4%, según la visión de los analistas y consultoras que siguen de cerca el índice de precios.
De esta manera, seis de los últimos siete datos mensuales quedarán más cerca del 4% que del 3%, lo que deja una perspectiva muy preocupante sobre el impacto en el salario real y en el poder adquisitivo de los hogares, que desde marzo de 2020 vienen muy rezagados respecto a la inflación.
Así, en los últimos dos trimestres, que van desde octubre con la flexibilización de la cuarentena hasta marzo de este año, la inflación acumulada fue de 25,9% en el nivel general, mientras que los precios de alimentos escalaron 27,9%, otro de los aspectos más desalentadores teniendo en cuenta su impacto relativo en los sectores de menores ingresos.
En tanto, la medición núcleo, que sigue los precios no regulados ni estacionales, en estos seis meses trepó 27,5%, también por encima del nivel general.
Para las consultoras, en abril se mantuvo esta tendencia y así sus relevamientos propios lo destacaron, a pesar de que metodológicamente hay diferencias respecto al índice del Indec.
En el Gran Buenos Aires, OJF marcó un 4%, mientras que Seido anotó un 3,6% y Ecolatina, un 4,4%, en niveles generales. FIEL, en la Ciudad, registró un 3,9%. En tanto, en alimentos las cifras son mayores. En las consultoras del GBA osciló entre 4,1% y 4,4%, mientras que FIEL observó un 3,8%.
No obstante, para los meses siguientes se espera cierta desaceleración debido a un menor ritmo de depreciación del peso en la cotización oficial como núcleo de la estrategia antiinflacionaria del equipo económico, lo que derivará en un atraso cambiario.
"Es factible que veamos una combinacion entre represión tarifaria y más atraso, que arrastre un poco más las expectativas. Seguramente veamos un paso descendente que ronde un 3% para los meses que viene", explicó el economista Joel Lupieri, de la consultora EPyCA, en consonancia con lo que refleja el Relevamiento de Expectativas Macroeconómicas (REM) del Banco Central.
Sin embargo, los primeros números de mayo no son positivos. FIEL, que publica un corte semanal de su relevamiento, registró en la semana inicial del mes una inflación de 1,7%, el tercer peor dato desde la asunción de Alberto Fernández, lo que puede anticipar otro mes complicado en materia de aumentos. Los estacionales motorizaron la suba, con un 5,3%, mientras que la núcleo avanzó un 1,5%.
Naturalmente, los analistas dan por descontado que la inflación terminará el año por encima de los parámetros que había planteado el ministro de Economía, Martín Guzmán. Luego del 4,8% de marzo y del 13% del primer trimestre, un aumento del IPC de 4% en abril llevaría el acumulado del año a 17,5% y demandaría un promedio mensual menor a 1,2% en los ocho meses que restan del año para cumplir la meta del Presupuesto 2021.
Por ello, la previsión que todavía sostiene el Gobierno quedaría prácticamente obsoleta, teniendo en cuenta que no se registra esa cifra desde junio de 2017, única oportunidad desde la recuperación del Indec tras la intervención durante 2007 que le quitó credibilidad a la hora de medir la evolución de los precios, entre otras variables.