El Instituto de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer esta tarde el índice de Pobreza e Indigencia del primer semestre del 2022, que bajó a 36,5% y subió 8,8%, respectivamente.
Así, a pesar de la inflación durante los primeros seis meses del año fue de 32,6%, ambos índices muestran variaciones ambivalentes, los cuales se correlacionan con la evolución del índice de salarios, que marca que el sector no registrado fue el que más perdió respecto al crecimiento de los precios.
La medición de estos índices se realizan mediante la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que tiene por objeto relevar las características sociodemográficas y económicas de la población.
Así es que se realiza la comparación de los ingresos percibidos por una persona o grupo familiar y se los compara con el costo de la última medición de la Canasta Básica Total (CBT), en el caso de la pobreza, y de la Alimentaria (CBA), para la indigencia, los cuales informaron un monto para una familia tipo de $ 119.757 y $ 52.990, respectivamente.
La CBT que fija el umbral por debajo del cual se cae en la línea de la pobreza aumentó 36,9% en el primer semestre del año para alcanzar a junio los $ 104.216, para una pareja con dos niños de 6 y 8 años. En tanto la CBA, por debajo de la cual se cae en la indigencia, aumentó 41,1% en el primer semestre para llegar a $ 45.529.
Por contrapartida, el Índice de Salarios subió 34,3% en el primer semestre, por debajo de la evolución de la CBT y la CBA, pero con diferencia al interior de los ingresos, ya que los trabajadores privados tuvieron un alza del 36%; los empleados públicos, 35,2%, pero los no registrados, que son el 37% del total de los empleados, el 27,9%.
Si se hace la comparación con los últimos 12 meses, cuando el Índice de Pobreza era del 40,6 % y el de Indigencia de 10,7%, la CBT aumentó un 56,7% y la CBA el 63,7%.