Hace 4 años, Facebook compró el servicio de mensajería WhatsApp por US$ 19.000 millones. Se trata aún hoy de la adquisición más costosa de la compañía creada por Mark Zuckerberg y una de las que potencialmente tiene mayores posibilidades de ser rentables en el largo plazo.
En los últimos meses, según destaca un artículo de The Wall Street Journal, escándalo de Cambridge Analytica mediante, se vieron los problemas que había entre los fundadores del servicio –Brian Acton y Jan Koum- y las cabezas de Facebook, el CEO Mark Zuckerberg y la COO Sheryl Sandberg, que llevaron al final a que los primeros dieran un portazo.
El portazo de Acton
El primero en irse fue Acton, en la primavera (boreal) de 2017. Aunque nadie lo dijo, los rumores hablan de desavenencias en dos puntos cruciales: privacidad de los datos y estrategias de monetización.
Luego, ya este año, directamente recomendó desde su cuenta de Twitter que había que irse de la red social de Zuckerberg, luego de que se conociera las filtraciones de datos de usuarios en beneficio de Cambridge Analytica, una empresa que se dedicaba a generar mensajes para influenciar a los votantes y que participó en varias campañas electorales (como la de los EE.UU., a favor de Donald Trump). De hecho, si uno a su cuenta puede ver que es su último tuit –del 20 de marzo- y dice “Es tiempo de #BorrarFacebook” (en inglés).
It is time. #deletefacebook
Luego de su tuit, Acton recibió una llamada de parte de Sandberg en la que esta última le expreso su enojo. Más tarde, cuando el cofundador de WhatsApp visitó las oficinas de Facebook, David Marcus –entonces responsable de Facebook Messenger y hoy a cargo de los desarrollos en blockchain de la red social- lo enfrentó y le espetó que su desplante “fue de muy poca clase”.
Poco antes, en febrero, Acton había anunciado que donó US$ 50 millones a la Fundación Signal, una organización destinada a mantener y desarrollar el servicio de mensajería encriptado Signal (que oportunamente fuera recomendado por Edward Snowden), creado por el programador ciberpunk Moxie Marlinspike.
Koum contra la falta de privacidad
Los dos creadores de WhatsApp querían mejorar las comunicaciones –de hecho, Koum dijo públicamente que se le ocurrió la idea cuando visitó la Argentina y descubrió lo difícil que es comunicarse con el exterior del país-.
Además, nunca le quisieron poner publicidad a su servicio, y por eso implementaron el pago de US$ 0,99 al año, un valor simbólico que prácticamente no cobraban.
Con la compra, Facebook eliminó esta suscripción y utiliza los datos en concierto con los que recopila con sus otros servicios –Instagram y Facebook Messenger-. Cuando propusieron incorporar publicidad, desde WhatsApp siempre pusieron peros o implementaban iniciativas muy lentamente.
De hecho, la integración del equipo de WhatsApp en Facebook fue difícil: no les gustaba la cultura “universitaria” de la red social, en donde se insta a sus empleados a hacer todo dentro de su campus –desde comer hasta hacer sus compras diarias-; tenían inconvenientes con el ruido que generaban sus colegas cuando pasaban por sus oficinas y hasta pedían trato especial: mesas de oficina más grandes, sillas especiales y que las puertas de los baños llegaran hasta el suelo, según aparece consignado en el mencionado artículo de The Wall Street Journal.
Una explicación posible: Koum nació en Ucrania durante el régimen comunista de la antigua Unión Soviética y por lo tanto es temeroso del espionaje que puede llevar el Estado o grandes corporaciones. De hecho, este se fue de Facebook a finales de abril, poco antes de la conferencia de desarrolladores que lideró Zuckerberg, y no mucho tiempo después que saliera a la luz el affaire con Cambridge Analytica.
Acton perdió US$ 900 millones por irse antes, dado que tenía una cláusula de salida anticipada acordada durante la compra que así lo indicaba. Koum, en tanto, perdió US$ 900 millones.
En la actualidad, con sus confundadores “retirados”, WhatsApp tiene a Chris Daniels al frente: es un ejecutivo de Facebook desde la primera hora que intentará monetizar, de una vez por todas, el servicio de mensajería con ya 1.500 millones de usuarios, con iniciativas como WhatsApp for Business, que ya está en etapa beta.