El Senado tiene una misión relevante para los planes de Martín Guzmán: sancionar en las próximas dos o tres semanas el Presupuesto 2021. El plazo tiene una lógica: en esas fechas estará en Buenos Aires la misión del Fondo Monetario Internacional que comenzará a negociar el próximo acuerdo con la Argentina, considerado hoy como una pieza clave para revertir la crisis de expectativas que paraliza a la economía. El ministro empezará la discusión parado sobre los números macro que puso en la ley, pero con algún margen para conceder un sendero fiscal algo más exigente: el déficit primario de 4,5% no es su escenario base, sino su escenario negativo.
El texto que aprobaron los diputados tras 17 horas de sesión difícilmente se modifique en la Cámara alta, porque esa posibilidad demandaría una nueva revisión. Por eso el trámite que espera la Cara Rosada es darle dictamen de comisión lo más rápido posible para así habilitar su tratamiento en el recinto del Senado. La sanción se convertirá de este modo en una contribución visible de Cristina Kirchner a la gestión de Alberto Fernández, semanas después de que la carta que hizo pública por los diez años de la muerte de su esposo, Néstor Kirchner, agitara aún más el debate sobre su real grado de compromiso con los objetivos del Poder Ejecutivo.
El Palacio de Hacienda no tuvo empacho en reconocer, en estos días, que no pudo capitalizar el principal acierto que generó hasta ahora la política económica, que fue el exitoso cierre del canje de deuda. El súper cepo que instaló el Banco Central el 15 de septiembre aceleró el deterioro que sufrían las reservas y puso a la brecha cambiaria entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas como el principal problema a desactivar. Su persistencia instaló el temor a una devaluación, y tanto los analistas como el mercado asumieron que si este clima no logra ser revertido antes de fin de año, el rebote de 5% que la economía podría tener en 2021 se transformará en una nueva caída.
Desde que el Presidente le dio a Guzmán la autoridad plena para diseñar la estrategia que permita revertir esta coyuntura, el equipo económico empezó a dar otro tipo de señales. La más reciente fue aplicar buena parte de los fondos conseguidos con bonos atados al dólar, a cancelar 100.000 millones de adelantos que le dio el BCRA. "Esa es la línea que vamos a tratar de seguir con las próximas emisiones y también en 2021", deslizan algunos de sus funcionarios cuando conversan con interlocutores del sistema financiero.
El 4,5% de déficit primario incluido en el Presupuesto 2021 es una cifra que, en la visión de Economía, se puede acomodar. Pero dependerá de cómo sigue la pandemia. Si la Argentina sufre un rebrote y tiene que reactivar el aislamiento o las ayudas sociales o a las empresas, ese margen será mínimo. Los analistas también le aconsejan buscar fondos frescos del Fondo, una decisión que aún no está tomada. Por lo pronto, apuntan a demandar todo el financiamiento posible del resto de los organismos multilaterales. La meta es reducir el financiamiento previsto del BCRA, que asciende a $ 1,2 billones. Todo sea por reducir las expectativas de inflación y corrección cambiaria.
Guzmán sabe que tiene que mostrar un sendero de convergencia fiscal, y que el tiempo que tiene disponible es menor que el que le otorga el mercado. El margen político tampoco es tanto como para pensar en audacias.Por lo pronto, Economía logró (a fuerza de intervenciones oficiosas) llevar el dólar MEP a $ 144, seis pesos por encima de lo que vale el dólar solidario con el Impuesto PAIS y el 35% de Ganancias. La brecha entre el oficial y el contado con liquidación quedó en 93%. Nadie pronostica aún cuánto más puede bajar con esta fórmula.