Vitamina y UMA, dos reconocidas marcas de indumentaria femenina, están de liquidación. Ya fueron ofrecidas a, por lo menos, otros dos importantes grupos del sector, que las rechazaron por la delicada situación financiera de las etiquetas, que siguen con cartel de venta.
Por tal razón, su dueño, el grupo Navilli -cuyo buque insignia, Molino Cañuelas, está concursado- avanza con un plan de ajuste, que implica el cierre de sus locales en los principales shoppings del país. Tampoco se descarta el fin definitivo de toda la operación, según fuentes de la industria textil.
Molino Cañuelas, dueña de las marcas 9 de Oro y Pureza, está en convocatoria de acreedores desde 2021, por un pasivo superior a los u$s 1300 millones. Es uno de los concursos preventivos más altos luego del de Vicentin (u$s 1600 millones). Su titular es Aldo Navilli, padre de Regina, quien está al frente de Vitamina y UMA.
Aunque, en el mercado, hay quienes vinculan la salud financiera de las marcas de indumentaria con la crisis del mayor activo de la familia, conocedores de la conformación del grupo subrayan que, societariamente, no existen vínculos. Con lo cual, si hubo impacto del concurso, no fue en forma directa, ya que no integran la lista de activos involucrados en el expediente.
Según publicó el portal Infobae, las dos marcas, que tienen más de 12 locales en todo el país, están en venta por una decisión empresarial. Si no aparece un comprador en lo que resta del año, agregó, deberán cerrar todas sus tiendas o quedarse exclusivamente con los que son outlet, con el propósito de vender el stock remanente.
De hecho, añadió Infobae, ninguna de las dos está produciendo nuevas prendas para la temporada otoño-invierno 2025.
"Las marcas no cierran a fin de año. La empresa está en venta por una decisión empresarial, pero hasta el momento no hay nada concretado", respondió una fuente cercana al grupo a la consulta de El Cronista.
Sin embargo, este diario supo que las marcas, en venta desde hace ocho meses, fueron ofrecidas a, por lo menos, otros dos importantes jugadores del negocio de la ropa femenina. Las dos la rechazaron. "Se necesita una inversión enorme y el contexto del país no ayuda", dijeron en una.
El 72% de las empresas del sector reportó bajas en sus ventas durante el cuarto bimestre de 2024, indicó una encuesta de la Cámara Argentina de la Indumentaria (CAI). El promedio fue del 11% y el 37% de los encuestados (a nivel nacional) registró caídas del 15% al 25 por ciento interanual.
Sin embargo, "la decisión de venta no tiene que ver con la economía actual del país", asegura una fuente que conoce de cerca a las marcas. "Sus dueños no ven perspectiva, no creen que haya una mejora en el consumo y prefieren deshacerse de esta unidad antes de seguir acumulando deudas", agregó.
La misma fuente aventura que es difícil que se encuentre comprador para la empresa pero no para las marcas. Aunque, en ese caso, el principal temor es que queden en manos de un fabricante "que no esté a la altura de las circunstancias", dijo.
Tampoco es amplio el abanico de potenciales compradores. En el mercado, son pocos los grupos con espaldas -y billetera- para seguir sumando adquisiciones, si bien es híper competitivo en marcas, con grupos y cadenas del calibre de Grupo Alas (Rapsodia, Rapsodia Girls, Caro Cuore y Baby Cottons; con el fondo internacional L Catterton como accionista), Mazalosa (Portsaid, Desiderata y System), Jazmin Chebar, Cuesta Blanca, María Cher y Altatex (Cheeky, Cómo quieres que te quiera y Awada), entre otros.
Vitamina fue una etiqueta muy reconocida durante los años '90, destinada a un público premium. Cerró en 2000, después de entrar en convocatoria de acreedores, con un pasivo superior a los u$s 40 millones. Le pertenecía en ese momento a Compañía de Indumentaria (CISA), brazo textil del fondo de inversión AVP; vinculado con el entonces titular de Sociedad Comercial del Plata, Santiago Soldati. CISA también tenía a John L. Cook en su portafolio.
Navilli compró Vitamina en 2003, en un remate judicial. Pagó $ 700.000 (u$s 230.000 al tipo de cambio del momento). En abril del año siguiente relanzó la marca.
En tanto, UMA es más jóven. Nació en 2000, de la mano de Marcelo Goldberg, quien en 1986 había creado Vitamina en sociedad con Claudio Drescher, actual presidente de la CAI y actual dueño de Jazmin Chebar.
En su función de CEO, y con la ayuda de su socia, Carolina Ainstein, Goldberg consolidó la marca hasta llegar a tener 12 locales distribuidos en el país y el exterior. En 2009, se la vendió a Vitamina Group, el holding textil que quiso armar la familia Navilli.