Como en el cuento de la Blancanieves, alguien envenenó la manzana que comió el periodista Daniel Malnatti en su impactante informe por Canal 13 y TN.
Cargado de buenas intenciones (partimos de esa base), deja escapar algunas mentiras alarmantes: cuando el productor parte una manzana al medio, dice claramente: “vamos a empezar por quién se lleva la porción más grande de esta manzana… este 50% de lo que paga un consumidor va directamente a los supermercados”.
El contenido manifiesto y latente de esa afirmación es demoledor: la parte del león, el que se lleva lo mejor, lo más rentable, el esfuerzo de los productores son los “supermercados”.
Lo que no dice el productor (y sí aclara la Asociación Supermercados Unidos - ASU) es que de 100 manzanas que se venden en el mercado formal en Argentina, sólo 15 se despachan en este canal. Si sumamos las ventas informales, sólo 5% pasa por las cajas de quien supuestamente se queda con la mitad del “negocio”.
¿Entonces quién vende las manzanas en Argentina? 85% se despacha en verdulerías y hubiera sido muy diferente que el productor que cortó esa mitad de manzana lo hubiera dicho. Es más difícil enojarse con Don Manuel de la esquina al que uno no ve precisamente nadando en abundancia y con los genes malignos para expoliar a un pobre productor neuquino.
El tema de fondo en esto es que el canal minorista (sean Don Manuel o Carrefour), no se queda con el 50% de ningún producto que vende. No tengo el dato de la carga impositiva para una manzana, pero sí recuerdo que una gaseosa, por ejemplo, tributa el 50% de su costo al consumidor en impuestos.
- ¿Cuándo vos viajás a la Capital y ves la manzana a $ 25, $ 30, qué pensás? -pregunta Malnatti
- “Que los están robando a Uds. Y me están robando a mí” -responde un productor cargado con 10 kilos de manzanas que sería lo que él vendería por $ 30, en vez del módico kilo que se lleva un habitante de una gran ciudad.
¡Excelente remate de nota para una audiencia que adora los procesos simples! Alguien produce (y es el bueno), alguien cobra de más (y son los malos), muchos pierden (nosotros, que somos buenos también).
Pero la realidad es más compleja y sería inteligente entenderla en sus múltiples dimensiones para que las políticas públicas indispensables sean sustentables.