Empecemos conociendo algunos “casos inéditos”:
-60% de discapacidad psicológica por un esguince de rodilla, 35% por dolor de espalda, 12,2% por un corte en la mano izquierda (sin secuelas); por caso de algias el perito médico determina un 12,6% de incapacidad física y el perito psicológico una incapacidad del 35%. Y podríamos seguir.
Estos curiosos números, llevaron a la UART (Unión de Aseguradoras de Riesgo de Trabajo) a realizar -lupa en mano- un estudio para definir cuáles son las características de los dictámenes de las pericias judiciales (que determinan las secuelas de un accidente laboral).
A partir de esta investigación surgieron datos más que sorprendentes: a marzo pasado, ya había subido a más de US$ 9 millones adicionales el monto para abonar estos modos periciales, bastante dispares de acuerdo al Baremo (la “tabla”que cuantifica la incapacidad de la persona accidentada).
Tomando unos 340.000 juicios que están aún en trámite, la UART encontró varias “perlitas” donde no hay incapacidad permanente o puede llegar a ser leve, pero que se determinan como “graves” los porcentajes de incapacidad, física, psíquica y psicológica y eso lleva a “inflar” los costos de las indemnizaciones judiciales.
Sin embargo, no todas son malas noticias.
Gracias a las acciones que llevó a cabo la entidad -que está celebrando 22 años- algunas cosas han mejorado. Veamos:
- La tasa de accidentes en ocasión de trabajo disminuyó un 46%
- La tasa de fallecimientos bajó un 73% (evitando que 11.000 personas perdieran su vida en el ámbito laboral)
- Aumentaron las visitas y recomendaciones de prevención en las empresas