Victoria cursó y se recibió de arquitecta en la Universidad Nacional de Córdoba. En el transcurso de la misma, considerando que había promocionado las materias y no debía rendir finales, se volvió a Río Cuarto unos meses durante el receso académico. Fue en ese momento que retomó con el arte y la pintura, actividades que había realizado desde niña pero que pospuso por la demanda académica.
“Soy muy activa y siempre me gustó hacer cosas, tener desafíos y superarme, entonces en esas vacaciones de julio pinté mi habitación. Seguía en instagram a una artista de Salta porque me gustaban mucho sus diseños y se la veía feliz haciéndolo así que empecé a dibujar directamente, primero con el lápiz y después me puse de una con la pintura”, sostiene Vicky.
Así fue como comenzó a pintar, primero hacía diseños en blanco y negro porque afirma que no se animaba tanto a darle color. Hasta que un día, una persona ajena a su círculo familiar le pidió que realice un diseño en color para la habitación de su hija: “en ese momento pensé: estoy haciendo un mural para una persona que no me conoce, me está pagando y no me la puedo mandar”. El resultado de esta primera experiencia fue gratificante: “A la familia le encantó, estaban muy contentos y la nena le mostraba a todo el mundo el mural. Eso fue una super satisfacción”.
Victoria cuenta que desde ese momento siempre buscó inspiraciones en otros murales y también en pinterest. Además reconoce que le gusta hacer mezclas, armar paletas de colores que a veces gustan y otras veces no, pero siempre haciendo también su parte de autocrítica y consultado con sus colegas.
“Por suerte con toda la gente que me encuentro, me busca porque sabe lo que pinto y cómo pinto, entonces un poco esperan lo que se van a encontrar”, expresa y como anécdota cuenta que estaba pintando un mural en Córdoba y la dueña de la casa le pidió que cambie el color porque no le gustaba: “Fue algo que tomé como un desafío y que me va a llevar mas tiempo pensando pero que va a salir bien, entonces pedí ayuda a una amiga también arquitecta para que me dé su opinión”.
“Me metí en un campo totalmente nuevo y de repente, gracias a las redes y el boca en boca, me encontré con que vendía murales y fue como mi emprendimiento durante mi carrera”, afirma.
Paralelamente al cursado de su carrera inició un camino de aprendizaje continuo en lo que respecta a muralismo y pintura exclusivamente y si bien no se reconocía como muralista, se animó a participar de un retiro de muralismo en Chapadmalal, donde hizo su primera capacitación con una reconocida influencer muralista Marina Fiorentino.
“En Chapadmalal fue cuando me di cuenta que esto del muralismo es un mundo grande y si bien lo tomaba como un hobbie también podía ser mi laburo, combinándolo con arquitectura, actividad que también me encanta”.
De a poquito Victoria fue creciendo y formándose como lo que es, una muralista y arquitecta y hoy en día combina las dos vocaciones. Pero además de eso, cuenta que tuvo que aprender mucho sobre el mundo del emprendedurismo, el vender su servicio y su marca personal, el hecho de hablar con la gente, valorar su trabajo y ponerle un precio y con respecto a ello cita a sus padres. “Mi papá es comerciante y ellos nos decían que elijamos una carrera que nos guste pero que además de ser buenos profesionales siempre tenemos que tener un lado comercial y yo en este momento estoy descubriendo a una nueva persona en ese sentido emprendedor”.
Cuenta que le gusta su lado comercial y que siempre consulta con su familia o colegas al momento de tratar con nuevos clientes o de monetizar su servicio porque los diseños varían de precio según las superficies a pintar y los metros cuadrados, entre otros factores.
Como proyecto personal y profesional afirma que le encantaría pintar en otro país y dejar su sello, porque además es apasionada de los viajes. “Puedo combinar todo y eso es lo que me gusta, me gusta que el día de mañana me voy a otro lugar y puedo seguir haciendo lo que hago y no estoy arraigada a un espacio físico, me encantaría irme a vivir al sur”.
La industria del muralismo es muy grande y Vicky a sus 25 años ya recibida y abocada al cien por cien en sus dos pasiones afirma que quiere que se conozca su trabajo como arquitecta y como muralista y que relacionen ambos rubros con su nombre, como su marca personal: “Las cosas que yo subo a mi Instagram las relaciono directamente conmigo, soy yo la que pinta y diseña. Me enorgullece mi nombre y lo que hago, soy demasiado transparente”, afirma.