El 25 de enero de 2000, Candelaria y Herman Zapp parten a conocer el mundo en un Graham-Page de 1928. La idea era llegar en seis meses hasta Alaska en un auto antiguo, pero el plan se alargó. Viajaron durante 22 años, recorrieron los cinco continentes y escribieron varios libros.
El primero, “Atrapa tu sueño”, fue traducido en seis idiomas: español, inglés, francés, italiano, chino y coreano.
Aunque la idea original del matrimonio era viajar y luego ampliar la familia, a medida que iban conociendo más países se dieron cuenta de que no querían regresar al corto plazo. En el camino, tuvieron cuatro hijos: Pampa, Tehue, Paloma y Wallaby.
Antes de la pandemia, la familia ya estaba añorando con regresar al país. Pero 2020 los encontró en Brasil, sin poder atravesar la frontera. Finalmente pudieron hacerlo al año siguiente, entrando por el noreste del país e ingresando a Capital Federal con una fiesta en el Obelisco. Cientos de personas los esperaban con banderas, pancartas y mensajes de aliento. Algunos habían leído sus libros, otros sus posteos en las redes. El público los ovacionaba.
Tras permanecer por un tiempo en Cardales, provincias de Buenos Aires, la familia decidió recorrer el país. En esta ocasión, para motivar a las personas que tengan las intenciones de viajar, conocer el mundo y nutrirse de nuevas experiencias. Y en el marco de este tour por pueblos y ciudades, llegaron a Pilar para contar su experiencia. La familia fue invitada por Martín Capogrossi, dueño del local gastronómico Un tal Harrison.
La charla motivacional –que duró hora y media–, tuvo lugar a sala repleta en Alma Salón de Eventos de la ciudad de Pilar.
“El plan ahora es recorrer Argentina motivando y compartiendo. Necesitábamos volver, después de haber estado 22 años en constante movimiento”, explicó Herman a InfoNegocios.
El viajero reconoció que “volver fue tan difícil como empezar” aunque la familia que había quedado en Argentina amortizó el aterrizaje. “Tenemos primos y sobrinos que nos recibieron de maravillas. Disfrutamos mucho la travesía, pero también nos perdimos nacimientos, fallecimientos y fiestas. Nuestra hija cumple ahora 15 años y la idea es hacer el festejo que nunca antes lo hicimos”.
Emprendedores itinerantes
Herman contó que arrancaron el trayecto con un ahorro inicial. Pero lograron financiar la travesía vendiendo artesanías, libretas, postales y cuadros pintados por Candelaria. En Colombia, empezaron a escribir un primer libro que fue muy pequeño, de bolsillo. Y que lograron imprimir en forma artesanal en Costa Rica.
En el camino, iban vendiendo esas ediciones de páginas compaginadas a mano. Y así llegaron hasta Alaska. Herman reconoció que nunca recibieron un patrocinio ni publicidad. Y que eligieron compartir un mensaje, en lugar de ofrecer algo material.
Los Zapp armaron una carpa en el techo del antiguo auto, donde dormían los chicos. Los grandes, dormían reclinando los asientos y formando una cama para dos.
Educación práctica
En la charla motivacional, los Zapp alentaron a los asistentes a “cumplir sus sueños”.
Consultados sobre cómo era el método de enseñanza de los chicos, explicaron que el Ministerio de Educación de la Nación enviaba un material del Servicio de Educación a Distancia. Cada dos meses, debían enviar un examen por correo postal.
“Aprendieron geografía recorriendo los países; ciencias sociales, conviviendo con distintas culturas. Así con la política y la historia. Desde la Tumba de Tutankamón en Egipto a la batalla de Waterloo en Bélgica, todo lo recorrieron en familia. “Si las materias son prácticas, son inolvidables. Ellos aprendieron sobre los lugares viviendo en ellos”, agregó Herman.
Los Zapp experimentaron una nueva forma de vida y ahora piensan en el año próximo. “Vamos a recorrer el mundo en velero”, cuentan. Es que de tanto andar por el mundo se dieron cuenta de que lo maravilloso no es la meta sino el camino. Que la trama es mucho mejor que el desenlace. Y más si se está acompañado.