Con el lema “Dejemos de ser parte del problema para ser parte de la solución” este grupo de arquitectos encontraron la manera de reciclar el plástico y convertirlo en algo útil y valioso.
Juan Pablo Tavecchio Álvarez, uno de los arquitectos comentó que esta idea de tesis surgió luego de analizar la gran problemática de los residuos plásticos y cómo contribuir desde la arquitectura para darle una posible solución. Fue entonces que tomaron referencia de un ingeniero civil holandés que fabricaba máquinas para realizar objetos domésticos con residuos plásticos.
“Arrancamos con la visión enfocada en construir nuestras propias máquinas basándonos en este concepto. Fuimos presentando la idea en diferentes convocatorias con la suerte de ser seleccionados en un programa del Gobierno de la Provincia de Córdoba en el 2018 en el cual nos subsidiaron con cierto dinero para comenzar a armar nuestras máquinas y montar nuestro pequeño taller”.
Luego de esto, los cuatro estudiantes que estaban dando sus primeros pasos hacia el emprendedurismo, se fueron a vivir juntos a una casa y en el garaje de la misma montaron su taller. En primera instancia fueron experimentando productos como ladrillos y placas y después observaron que el nivel de producción que tenían con las máquinas se basaba en listones, que son varas de símil madera o madera plástica. Así su emprendimiento fue adquiriendo forma y reconocimiento.
“El listón es el producto neto que nosotros fabricamos y a partir de ahí nos dimos cuenta que con ese listón podíamos obtener muchísimas posibilidades. Al principio, para sostener económicamente el proyecto, empezamos a hacer muebles. Después nos fuimos recibiendo con este mismo proyecto y nos dimos cuenta que lo nuestro es la arquitectura así que nos enfocamos exclusivamente a hacer proyectos de arquitectura como pérgolas, decks, parasoles, revestimientos, rejas, cualquier elemento constructivo que se pueda adaptar con los listones que fabricamos”, explicó Tavecchio.
En la actualidad Plasticar compra el plástico ya triturado y clasificado, puesto que con la escala de producción que manejan se necesitan muchos kilos de residuos para fabricar los productos. Por ejemplo, para fabricar una pérgola se necesitan aproximadamente quinientos o seiscientos kilos de plástico aproximadamente. Utilizan polietileno de alta densidad, polipropileno y poliestireno, que son plásticos de mayor densidad, debido a que los productos que realizan deben ser resistentes. No obstante, también reciben materiales y plásticos de los consumidores que quieran aportar y llevar a su taller.
Juan Pablo enfatizó que con sus producciones aproximadamente se recicla una tonelada de plástico al mes: “Además de ser una empresa, tenemos una arista social y educacional muy marcada que es la de la concientización. Solemos ir a los colegios a dar charlas, capacitar a los chicos que son los que, en general, más se prenden en esta nueva onda de reciclaje. Nos preocupamos por transformar a un consumidor lineal en un consumidor circular”.
“Hay que pensar en el futuro y en el mundo que le queremos dejar a nuestros hijos. El planeta va a llegar a un punto en que no va a dar a basto. Con una buena clasificación domiciliaria prácticamente no existen desechos, no existe la basura, todo se puede volver a reutilizar. Es importante que se animen aquellos que no conocen de qué se trata la clasificación domiciliaria y que hagan el ejercicio, se van a dar cuenta de que nada es basura porque el día de mañana va a ser ultra necesario hacer esto”, manifestó el arquitecto.
Con respecto a la comercialización y distribución de sus productos, Juan reconoció que “apuntamos a trabajar con colegas arquitectos que quieran innovar en sus proyectos y meter nuestro material en sus obras o bien clientes particulares que a lo mejor necesitan una solución puntual y nosotros además de brindar el producto ofrecemos la instalación y el diseño, eso es lo que nos diferencia con otro tipo de emprendimiento. Actualmente la empresa está conformada por dos de los cuatro arquitectos que arrancamos con el proyecto así que el diferencial que podemos ofrecer respecto a otros emprendimientos es la cuota de diseño y de valor que le agregamos”.
Hoy en día Plasticar está en crecimiento, distribuye sus productos y diseños en todo el país y con expectativas a futuro de seguir expandiéndose hacia los países limítrofes, además de ir innovando en nuevos productos y generar puestos de trabajo. “Nosotros trabajamos a la par con los recuperadores urbanos y apuntamos a dignificar su trabajo, sobre todo para aumentar la capacidad productiva y reciclar más cantidad de plásticos”, expresó Tavecchio.
Casi el 90% de las ventas las realizan a través de las redes sociales, pero también quienes estén interesados pueden visitar su taller ubicado en la calle 9 de Julio 936 de la ciudad de Río Cuarto, así sea para conocer las instalaciones o llevar sus desechos plásticos.