Lápiz
Comenzando desde el sur y viniendo hacia el centro, por calle Sobremonte nos encontramos con Lápiz, un lugar creativo, donde el arte se fomenta, se exhibe y también se comercializa.
Sin embargo también es un lugar de encanto, para un buen desayuno o merienda, con libros en las mesas y cuadros en sus paredes, es toda una invitación a la experiencia de arte y el café.
Entre Masas
En el extremo oeste de la ciudad, por calle San Martin (entrando a barrio Golf) está Entre Masas. Esta sucursal tiene la particularidad de tener un espacio de encuentros, acondicionado para eventos empresariales, talleres, reuniones privadas, etc. Para tu próxima capacitación o reunión de equipo, ya sabes que tienes un interesante espacio, con café y más.
Koos
En la banda norte del Río Cuarto, sobre la emblemática avenida Marcelo T. de Alvear nos encontramos con Koos, mezcla de café y coworking, cuenta con un mesón torno de panadería (digno de conocer).
Esta pieza es herencia y esencia de panadería, es símbolo de conexión familiar, de legado. Para relajarte, para trabajar, para reunirte o mientras esperas, podes disfrutar tu café con panificación de horno a leña.
Dulce Mente
Al este de la ciudad, en el histórico Bulevar Roca (paso obligado de inmigrantes que llegaban a la ciudad), esquina Las Heras, se encuentra Dulce Mente, un espacio que guarda lo místico de lo antiguo y la frescura de una buena atención, su fachada casi como detenida en el tiempo le da un aspecto de clásico, que nunca pasa de moda. Un café en un lugar lleno de historia.
Optimeals
Bien al centro, a metros de Plaza Roca -por Constitución- está Optimeals. Con la modalidad take away como innovación. De paso y al caminar te llevas un vaso térmico con un increíble café (variedad de sabores y tamaño) , podría decir que se parece a la cadena internacional, sin embargo conserva lo artesanal. A metros de la vieja estación cero, tienes un excelente lugar para tu parada técnica, café y seguís.
“Una buena taza de su negro licor, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta”. Rubén Darío (1867-1916 nicaragüense).
En homenaje a todos los momentos de los buenos y de los otros, en donde se impone un café.