Hace 12 años, Daniel Caudana y Mariano Lara arrancaron con una visión. Sin saber bien cómo ni dónde, estaban dispuestos a montar una fábrica de aberturas. No todo era pura intuición: la tesis con la que Daniel se había recibido de ingeniero industrial abordaba ese tema. Pero, de ahí a llevarlo a la práctica, faltaba un largo trecho.
Ocho máquinas necesitaban para arrancar con el proyecto que tenían en mente. Sin embargo, los ahorros que habían juntado hasta ese momento sólo les alcanzaron para comprar dos. No importaba que fueran aparatos viejos y desvencijados. Como mascotas recién adoptadas, las guardaron con cariño en un garaje.
Al tiempo pudieron comprar más máquinas con la ayuda de un microcrédito para emprendedores del Ministerio de Producción de la Provincia. El garaje fue quedando chico. ¿Dónde atesorar semejante caudal?
Puertas que se abren
Mariano tiene 42 años y es oriundo de Río Segundo. Daniel, de 44, vive en Villa del Rosario. A través de un conocido, se enteraron de que la intendencia de Matorrales estaba buscando empresas que quisieran radicarse allí para promover el empleo en esa localidad.
Aunque eran conscientes de que el proyecto estaba en pañales, los dos emprendedores le presentaron la idea al intendente. Por esas cosas del destino, una puerta se abrió. El funcionario les consiguió un galpón donde arrancaron, en 2011, un sueño que años más tarde se convertiría en una de las principales fuentes de empleo para el pueblo.
“Con un par de máquinas al hombro, nos instalamos en un pequeño galpón. Teníamos muchas ganas de hacer cosas pero, en ese momento, sólo teníamos las ganas. Empezamos a crecer, a darle forma a un proyecto que había nacido en forma artesanal”, recuerda Daniel, gerente general y socio de la empresa.
En 2015, Mariano y Daniel –que hasta ese momento trabajaban en relación de dependencia– decidieron independizarse y dedicarse full time a Indoors, su empresa, que estaba en pleno auge.
“El crecimiento fue exponencial. Cada 18 meses en promedio, la empresa duplicaba su facturación, la cantidad de empleados, su superficie techada. Fue una etapa muy expansiva”, agrega el emprendedor.
Tres años más tarde, los socios experimentaron un quiebre que hoy recuerdan como “los dolores de crecimiento de un niño” que se levanta cada madrugada porque su cuerpo está cambiando. “En las empresas pasa lo mismo. Llega un momento en que no te alcanzan los recursos, ni la capacidad financiera, ni la cantidad de personas que trabajan con vos. Es momento de reinvertir”.
Después de esta gran etapa expansiva, Indoors se fue consolidando como fábrica de puertas de madera, que además fabrica los marcos de ese y otros materiales, como chapa. Un rubro que requiere mano de obra intensiva. Pronto apostará por el aluminio y el PVC.
“En la zona encontramos gente con experiencia para trabajar en madera ya que existen varias empresas que fabrican muebles. No tanta para aberturas. Por eso las formamos y estamos pensando abrir una escuela de oficios en la que las personas ingresen, se capaciten y recién se incorporen a la línea de producción”.
En un momento de esta etapa expansiva, el pueblo de alrededor de 1.100 habitantes no alcanzaba a satisfacer la demanda laboral que la empresa necesitaba. Empezaron a llegar trabajadores de Las Junturas, Costa Sacate, Villa del Rosario, Pilar, Río Segundo…
Hoy el 60% de sus 70 empleados se traslada desde otros pueblos y ciudades. Los gastos de transporte corren por cuenta de la fábrica.
Cinco bolsas de cemento
Los mentores de Indoors se encontraron con un techo: faltaba mano de obra calificada. En ese quiebre, surgió una excelente idea: “Compramos una parcela de tierra y la subdividimos en 37 lotes”, cuenta Caudana.
El sistema funciona de la siguiente manera: los empleados de la empresa que quieran radicarse en Matorrales pueden adquirir en cuotas accesibles (de alrededor de 6 mil pesos) un terreno a posesión de 10 metros por 25.
“Nuestra idea nunca fue hacer un negocio inmobiliario sino conseguir empleados que puedan tener su casa en el pueblo. Calculamos el valor de la tierra comparando con una bolsa de cemento. Cada terreno sale alrededor de 320 bolsas. Cuando el empleado paga su primera cuota, a un precio equivalente a cinco bolsas de cemento, le damos el lote para que empiece a construir”.
Muchas personas (no sólo empleados) apostaron a esas facilidades de financiación de un loteo que ya tiene sistema de iluminación Led, entre otros servicios. Un empleado está por terminar su casa y otros cuatro resultaron beneficiados por un plan de viviendas sociales que estos emprendedores lograron conseguir con el apoyo del municipio y del Ministerio Promoción del Empleo y de la Economía Familiar de Córdoba.
“Nosotros venimos de una clase media trabajadora. Tenemos muy claro que, para un asalariado, en Argentina no es fácil acceder a una vivienda. Hoy estamos viendo a familias que por primera vez en varias generaciones pueden dejar de pagar un alquiler. Eso nos llena de satisfacción”, reconoce Daniel emocionado.
Lo que se viene
La empresa tiene un plan de expansión que contempla un mínimo de 5 años. También planea seguir apostando a operarias mujeres, para promover el empleo femenino y su inserción laboral.
Mientras tanto, esta parcela de Matorrales todavía no tiene nombre, aunque todos la conocen como el “loteo Indoors”.
El emprendimiento de Mariano y Daniel se sigue posicionando como una de las marcas líderes en la región, con el apoyo de todos los pobladores del municipio que los tratan como sus “niños mimados”. Consciente o inconscientemente, una ayuda siempre vuelve.
Esta fue la historia de unos soñadores que –con apenas dos máquinas– tuvieron una visión transparente que funcionó en este país de aguas turbulentas.