En el transcurso de las publicaciones hemos estado, predominantemente, hablando de instrumentos sin riesgo algunos de renta fija para el inversor e instrumentos y operaciones en dólares. Sin embargo existe otro gran motor de inversión que hace referencia a las acciones, instrumento de renta variable por excelencia, y que muchas veces por desconocimiento caen al concepto de “timba o apuesta”.
¿Qué es una acción? ¿Qué significa que cotice en el mercado de valores?
Básicamente, una acción bursátil es una parte de una sociedad. Para conseguir financiación, para recaudar dinero con el que continuar con sus negocios o iniciar nuevos proyectos, muchas empresas dividen su capital social –el conjunto de sus bienes- en acciones que pueden ponerse a la venta.
Cuando estas acciones pertenecen a una empresa cotizante en el mercado existe la posibilidad para cualquier inversor, que así lo desee, de comprar una cantidad de acciones que le permitan convertirse en accionista de dicha empresa. Puesto que una acción es una de las partes en que se divide una empresa, todo accionista se convierte en dueño de esa empresa, aunque sea un “dueño” muy pequeño. Las acciones otorgan a sus propietarios derechos económicos y políticos sobre esa compañía. Económicos porque le permiten participar de los beneficios de la empresa, parte de los cuales suelen repartirse anualmente entre los accionistas (son los llamados dividendos). Y políticos porque, cumpliendo ciertos requisitos, los accionistas tienen voz y voto en las juntas que aprueban las políticas de la empresa.
¿Por qué son instrumentos de renta variable? ¿Qué significa esto?
Las acciones varían su cotización prácticamente minuto a minuto dependiendo de un sinfín de factores internos y externos que influyen en la empresa y en su capacidad de generar resultados. Rendimiento de la industria, políticas macroeconómicas nacionales, competencia interna y externa, paritarias, precio de venta y nivel de actividad, por nombrar solo algunos de los principales drivers de precio que repercuten inmediatamente en la cotización.
Por esta razón, y dada la imposibilidad de especificar un rendimiento a un futuro determinado es que se las conoce como instrumento de renta variable.
Están asociadas a un riesgo mayor y, como tal, buscan generar rendimientos superiores a los instrumentos tradicionales. Para esto el factor tiempo se convierte en un aliado imprescindible, ya que para un correcto diagnóstico y un responsable tratamiento de las mismas; no son recomendables para inversiones menores a los seis meses de duración.
Analizando los rendimientos desde principio de año hasta ahora vemos como el año para las acciones cotizantes viene siendo muy positivo, de los cinco papeles que conllevan el mayor volumen de operaciones, cuatro de ellas Cresud, YPF, Pampa y Banco Galicia han incrementado su valor en más de un 32% para estos 5 meses y solo Petrobras cotiza por debajo de sus valores de enero (14,36% por debajo de lo que valía el 02/01/17) empresa de origen brasilero y que entre la crisis política y el no despegue del precio de petróleo presenta un comportamiento dispar.
Adicionalmente el Índice Merval, la principal referencia de mercado de valores en Argentina presenta una suba en el mismo periodo de casi el 25%.
Este Índice Merval, mide el valor en pesos de una cartera de acciones que cotizan utilizando como criterio de selección y porcentaje de ponderación el número de transacciones de cada acción en particular en los últimos seis meses con un mínimo de participación en el 80% de los días de mercado y se actualiza en su composición trimestralmente.
Actualmente el Índice Merval está compuesto por 27 acciones de empresas cotizantes, de diversas industrias según se muestran a continuación, existiendo más de otras 50 empresas cotizantes que, por no cumplir los requisitos de operaciones, no son medibles por este índice pero que igualmente pueden operarse diariamente.
A modo de resumen y conclusión entendemos y recomendamos para este 2017 que venimos transcurriendo volcar parte de una cartera de inversión a estos activos, la reactivación de Argentina y distintos factores internacionales hacen que los rendimientos puedan ser muy superiores a inversiones tradicionales en pesos (Lebacs 24% anual o Plazo Fijo 18% anual) o en dólares (tipo de cambio estable y apreciándose desde principios de año).
Un buen asesoramiento, una correcta planificación teniendo en cuenta el riesgo dispuesto a asumir por cada inversor y el tiempo por el cual podemos permanecer invertido son los factores que hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso de estas carteras.