Llegó la noticia más esperada por el mercado de capitales nacional en el último trimestre (y más aún también). Pasadas las 17:30 horas del miércoles 20 de junio, y con una puntualidad de corte internacional, el MSCI anunció el ingreso de Argentina nuevamente al grupo de países emergentes, status que habíamos perdido en el año 2009. Más allá de todo lo que seguramente hayas leído o escuchado, desde nuestra óptica y en poquitos renglones por título, te contamos los alcances y pormenores de la clasificación:
Es positivo, principalmente, porque:
- Se renueva el entusiasmo mundial por el desarrollo de Argentina; casualidad o no, horas antes el FMI anunció la aprobación del programa de asistencia al país (un formalismo, pero era necesario). Estos dos eventos, hacen ver que los principales actores mundiales entienden que Argentina está haciendo bien las cosas, y que sobre respaldo nunca es malo. Clara victoria política de la administración Macri en momentos que, como nunca antes en este periodo presidencial, todo se está analizando con detalles.
- Desde lo técnico, primero la euforia local, el MERVAL en el día de ayer cerró con una suba del 6% con un volumen operado en acciones de 3.000 millones, récord absoluto de negociación para una jornada. Y más allá de esta primer alza, dos grandes implicancias, se establecen nuevos pisos de precios y la volatilidad debería tomar una nueva pendiente positiva.
- Desde lo operativo, el grado de Emergente habilita a diversos fondos comunes e institucionales internacionales a invertir en activos argentinos. Pensemos la reclasificación como un salto de calidad o un ascenso; grandes jugadores mundiales se guían por estas calificaciones para poder invertir o no en grupos de activos.
Esto, sin duda, generará un aumento de volumen y del apetito por los instrumentos locales y el mercado dará un salto cuantitativo hacia la calidad (valga la referencia, las acciones del Banco de Valores (VALO) y de Bolsas y Mercados (BYMA) fueron las que más subieron en la jornada del jueves, con variaciones del 18,3% y 16,4% respectivamente).
Más allá de sus beneficios, la realidad es que no va a ser un gran disparador para la economía nacional propiamente dicha. Su mayor valor real viene de la mano de la confianza y certidumbre internacional y del ingreso de, unos esperados, u$s4000/5000 millones de dólares que traerán algo de paz al mercado cambiario (ayer, y en la primer rueda pos acuerdo, el dólar bajó más de 1% y se negoció en el mercado mayorista a $27,45 promedio).
Ayuda desde la paz, pero no va a solucionar los problemas actuales domésticos que deberán seguirse muy de cerca para entender y armar la mejor cartera de inversión.