Los calendarios llegan concebidos para jugar con el cliente y hacerlo partícipe de su función (si no interviene el usuario, el almanaque no tiene sentido per sé).
Así, encontramos una camada de calendarios en los que se invita a “destruir” los días a medida que avanza el año. El leit motiv lo pasado pisado parece que fuera el punto de partida conceptual de almanaques como la “trituradora” o la “raspadita” (ver galería de fotos).
Otra línea de calendarios responde a la organización del cliente acomodando en bloques diarios y al mes sus actividades. De esta manera, se desarrollaron rastis apilables e incluso imanes para acomodar en la heladera (ver imágenes).
Todas las opciones todas disponibles para adquirir con tiempo en el mercado online, en la galería de fotos.