Comercialmente conocida como Living Colors Generation 2, es pequeña pero con una potencia y presencia increíble. Aporta interesantes efectos de luz y con el control remoto se pueden lograr millones de combinaciones cromáticas distintas.
En una reunión, para hacer alguna tarea pendiente, durante una cena a solas o “en banda”, se usan colores cálidos: amarillo, naranja y rojo, despiertan sensaciones positivas, confianza y motivan la sociabilidad. La roja ¡enciende!
Los azules, verdes y púrpura en diferentes niveles aportan sensación de frescura y paz, suelen ser ideales para el baño, el dormitorio, o áreas privadas.
Hay una zona del espectro en la que reinan los neutros (beige, gris, blanco), que son más bien “híbridos” y ello sirve para lograr efectos de transición entre las habitaciones, y se confabulan muy bien con otros tonos como complemento.
También, es posible ajustar la intensidad de la luz y siempre logra un ángulo de 120º con la posibilidad de variarlo. A esta altura, ya casi hipnotizados, tenemos que bajar a la tierra y saber que el costo de este “chichecito” ronda los $ 1.600. La versión mini cuesta $ 700, pero ya sin led RGB, y sin control remoto, sólo aporta un toque de luz. Si bien hay diversos modelos -con pie, para suspender, etcétera - en Córdoba sólo se consiguen las dos versiones para apoyar.
Cautivá con tu luz
(Por Sara Bongiovanni)
Así como la música y los aromas, la iluminación también acciona el espíritu. Philips, una marca que ha transcendido generaciones y muchos cambios de tecnología, presenta una lámpara portátil que puede ser controlada por cada usuario. En realidad, son cuatro lamparitas de led, dos rojas, una azul y una verde, contenidas en una esfera sintética transparente, que permiten infinidad de combinaciones cromáticas para crear efectos inusitados en un ambiente.