Usando una pequeña parte de cloro, el tema del olor, la irritación cutánea y en los ojos, la decoloración de las prendas, y el cabello o piel estropeada, a ese nivel no preocupa.
Si hablamos de ionizadores, hay dos modelos: uno es eléctrico (con mínimo consumo) tiene el tamaño de una caja de zapatos y va conectado en serie después del filtro, la bomba y la caldera (si tuviera) cuesta $ 4.500 y funciona mientras lo hace el filtro.
El otro es solar ($ 1.700), de aspecto similar a la boya de cloro, provisto de un panel solar pequeño que capta la energía del sol y la convierte en electricidad (inofensiva). Básicamente, consiste en un proceso que realiza el electrodo de cobre, el cual controla y limita el crecimiento de microorganismos, algas y parásitos a través de los iones que suelta y se mezclan con el agua.
Por último, están los ozonizadores, el generador es similar al ionizador eléctrico en tamaño, instalación y funcionamiento, con la diferencia que en vez de soltar iones para controlar los microorganismos trabaja con moléculas de ozono, el costo es de $5.000.
El cloro es necesario (al menos en un 10%) por dos razones principales, entre otras, primero porque elimina bacterias que otros no logran, y segundo para mantener el agua que se oxida y aparece turbia por los bronceadores, fluidos corporales, polvo…
Un dato más. La firma Nesi comercializa estos artefactos desde Buenos Aires.
Reto desafiante al cloro
(Por Sara Bongiovanni) El backstage de una tarde de trampolín, sol y chapuzones, es una sesión de mantenimiento del agua de la piscina, con un cóctel de cloro, alguicidas, clarificador, y algo más, que a pesar de su toxicidad (baja obviamente) hasta hace un tiempo no quedaba otra. Hay sin embargo, dos sistemas interesantes que son bactericidas naturales: la ionización y la ozonización ¿te suenan? Vale decir, que ambos ofrecen mejorar la calidad del agua reduciendo el uso del cloro en un 90%.