Para enfatizar la diferencia es posible combinarlo con cualquier estilo de decoración. El estilo vintage es posible en un ambiente muy contemporáneo, clásico, rústico o country, más aún en cualquiera –o en todos- los espacios de la casa, “yendo de la cama al living”…
Basta solamente encantarse con el diseño y saber apreciar la diferencia para poner el toque. ¡Ojo!, un ambiente vintage no se arma con arañas de caireles y muebles antiguos de cualquier factoría, sino con objetos que destilan diseño, especialmente aquellos del siglo ‘20 y que han logrado convertirse en verdaderos clásicos, como por ejemplo, la famosa mesa tulip de Eero Saarinen, los sillones de Arne Jacobsen, la chaise longue de Mies Van der Rohe… conviviendo -ahora sí- con arañas de caireles y/o con muebles de sello contemporáneo. Si el equipamiento es de aquellos años, ¡mucho mejor! De lo contrario, hoy el mercado ofrece excelentes versiones nuevas de aquellos íconos clásicos, que pueden conseguirse a precios muy accesibles.
Otro punto para tener en cuenta son los géneros, en lo posible, livianos, o materiales de los ‘60/’70 que vuelven a la escena, tal es el caso de los empapelados, los vinilos, los estampados y aún aquellos que evocan una estética pop vanguardista.
¿Te va el vintage?
(Por Sara Bongiovanni) Si bien es poco conocido su origen, el término vintage es un vocablo utilizado en las bodegas para referirse a los mejores vinos y cosechas. Más tarde, trascendió sus fronteras originarias y llegó a la esfera de la moda y así comenzaron las referencias a las prendas de vestir, a la música, a los autos…y a la decoración. Siempre manteniendo estas cualidades: calidad, carga histórica, exclusividad, acabado de excelencia… En las ambientaciones actuales, el toque vintage distingue. (Mirá la galería de fotos en nota completa).