Con más de 10 millones de unidades producidas, el pony car se ha convertido a lo largo de los años en algo más que un vehículo para manejar; ha influenciado la cultura global y cambiado la manera en que las personas experimentan la sensación de conducir.
Hacia fines de 1961 Ford comenzó a diseñar un vehículo pensando en las necesidades de una nueva generación de compradores jóvenes. El objetivo era desarrollar un auto más pequeño y ligero que los tradicionales modelos norteamericanos. El emblema del auto sería un “Wild Mustang”, un caballo salvaje que corre en sentido contrario a los que compiten en las pistas de carreras, todo un reflejo del espíritu joven y rebelde que comenzaba a proyectarse sobre la marca. Así fue como un 17 de abril de 1964, dentro de una década de gran efervescencia y marcada por la rebeldía, nació el primer Mustang.
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