11.500 km rezaba el odómetro del nuevo Fiat Uno al recibirlo en el Complejo Industrial Ferreyra, de manos de Leonardo Destéfano, de Relaciones Externas de la casa italiana.
Comencemos por la estética, lo primero que, como consumidores, apreciamos al buscar un nuevo modelo. Este nuevo Uno está muy logrado y recibe miradas a su paso. Con un diseño cuadrado y redondo a la vez, es original, con un parecido al Fiat Panda desde ¾ traseros, pero tiene lo suyo, y es distinto a lo que se ve en el segmento. Mantiene el nombre pero poco tiene que ver con su antecesor.
El diseño interior no me atrajo como su exterior. Apruebo la reminiscencia al 500 (y a nuestro 600) en el panel de instrumentos, pero no me gusta el panel central, aunque es práctico y ergonómico. Comandos a mano. Volante de muy buen grip que regula en altura. Pedalera -¿demasiado?- profunda y cómodas butacas de gran amplitud de regulación longitudinal, pero algo altas, y sin regulación.
Climatización manual, esperable en el segmento, y calidad de materiales y terminación aceptable.
Con una longitud de 3,77 metros y una buena habitabilidad –histórica en la marca- el nuevo Uno cuenta con una sola motorización; la clásica 1.4 aunque más eficiente y con 85 CV, que pueden parecer insuficientes en los papeles, pero resultan razonables para un uso habitual, citadino y con escapadas en ruta.
No me convenció del todo la caja, algo imprecisa en su comando, pero puede haber sido un problema de la unidad que nos tocó en suerte.
Para la ciudad resulta ideal, motor ágil, tamaño justo y buena dirección y frenos. Lo probamos en ruta y su desempeño es bueno, aun si pretender ser un deportivo. Su tenida no es la de un Linea de TC2000 pero permite algunos excesos.
Decidimos dar un paso más en lo habitual del recorrido y nos metimos por El Cóndor hacia Copina, en el viejo camino de los puentes –mal llamados- colgantes.
Hacía unos 10 años que no lo hacía y me encontré con muchas piedras y desniveles, más aptos para una camioneta. De hecho, en el tramo cruzamos 2 pick ups y muchas motos de enduro. A pesar del cuidado y la baja velocidad con que hicimos el tramo, el nuevo Uno cumplió. Ayudado por su generosa altura, pasamos por lugares complicados, ante la mirada sorprendida de los motoqueros.
Robustez y seguridad en caminos en mal estado.
Quienes compren el nuevo Uno no harán Cross Country, pero si quisieran hacerse una escapada por caminos “non santos”, con cuidado, tendrán un aliado en el Uno.
Me animo a imaginar si no sería interesante agregar una versión Locker, con diferencial bloqueable y tal vez algunos cm más de despeje al suelo.
Con un equipamiento flojo (levantavidrios manual, cerraduras manuales, etc.) el nuevo Uno Way cuesta unos $ 57,000 y cuenta con la posibilidad de equiparlo con distintos opcionales, en confort y seguridad. En un mercado de precios tan convulsionado como el argentino, se pierden las coordenadas de referencia, pero su precio no resulta desubicado.
En síntesis, una buena opción para un matrimonio con un par de hijos, o como segundo auto. No descolla en ningún aspecto, pero cumple en todo.
Probamos el nuevo Fiat Uno Way
(Por José Manuel Ortega) La gran apuesta de Fiat para el Mercosur (y otros mercados), aportando volumen. Ya es best seller en Brasil. Probamos la versión Way, por distintas geografías. Nos sorprendió en el complicado “El Condor – Copina”.