María supo conjugar su licenciatura en administración de empresas, con su master en PNL y su profesorado de yoga, para obtener así un producto que busca mejorar la calidad de vida de las personas.
Desde que comienza la experiencia, ya se entiende el concepto. Se empieza trabajando el alma, por ejemplo, con clase de yoga, meditación, o algo divertido, cualquier cosa que haga que las personas se conecten con ellas mismas.
Luego, la invitación es a cuidar el cuerpo; ese templo que necesita mejorar nuestra alimentación, buscando que los alimentos sean saludables y con ciertas características: sin gluten, sin azúcar y de ser posible veganos, para que todos puedan comerlos porque cada vez hay más alergias alimentarias y también para concientizar a las personas. Los alimentos que se sirven son riquísimos, diferentes y livianos. En esta sección hay un coach o un psicólogo que realiza una meditación aplicada a la alimentación, para estar en el momento presente.
Por último, en el segmento “mente”, lo que se hace es un taller o workshop dedicado a temáticas afines y termina con un networking, e incluso si es un After Work, termina la jornada con una copa de vino orgánico.
Los eventos son tanto para el público general como para empresas: siempre trato que los profesionales que dan cada segmento sean talentos locales.
- ¿Estos eventos los hacés tanto en España como en Argentina?
- Empecé en Barcelona, porque ahí fue donde uní todas mis habilidades; siempre quise hacer un producto y descubrí que en realidad quería un servicio, ahí armé todo y directamente volqué mi filosofía de vida a este proyecto. Junto a un partner muy importante de esa ciudad (un supermercado ecológico) comencé a mostrar lo que hacía, y gracias a eso no paré de crecer.
Buscando nuevas oportunidades llegue a Argentina. Hice tres eventos en Córdoba que tuvieron muchísimo éxito, y es por eso que definimos nuestro plan para los próximos seis meses, que incluye un recorrido por Argentina, Uruguay y Chile. Aspiro a una comunidad global, y que quien lo desee, pueda acceder a esta forma de vida.
Lo que yo busco con estos eventos es que la gente se mire hacia adentro y lo vuelque hacia afuera; porque estamos en una sociedad donde todo el tiempo se busca un culpable afuera y se es víctima de todo lo que a cada uno le pasa.
- ¿Cómo y cuándo pasaste de las ciencias duras a una mirada integradora de cuerpo, mente y alma?
- Para mí fue muy duro. Veía el mundo y estaba en esa posición de víctima, que todos eran malos, que el mundo era cruel. Me hice consciente que vivimos en una sociedad que le tiene miedo, por ejemplo, al amor, y que mostrar amor es de débiles. Cuando empecé a leer e interiorizarme de la filosofía del yoga fue cuando me di cuenta que el mundo no es cruel, sino que lo que tenemos, son percepciones del mundo que no siempre son correctas.
El yoga dice que somos todos uno, y para mí fue impactante darme cuenta de eso, que cada vez que nos encontramos con una persona es el reflejo de nosotros mismos, te pueden gustar o no, pero son reflejos y mientras más te hace ruido, más trabajo hay para hacer. Fue cuando dije, va por este lado la vida, es para que aprendas, es transitorio, viniste a ser abundante y a ser feliz.
Y como cuando uno adquiere herramientas para estar y sentirse mejor desea contagiarlas, es que empecé a observar qué pasaba en las empresas, y cómo podía yo aportar con esta mirada. Frente al stress, la resignación, y la desilusión, We Chill Out pasa a ser un espacio de esperanza, de empezar el día con la mejor energía, o terminarlo de la mejor manera.
Así empecé a trabajar con empresas, pero mi misión a largo plazo es también incluir las escuelas, para que desde chicos no sientan esa presión, esa desconexión con la posibilidad de generar espacios de bienestar. Los adultos tenemos que desaprender todo lo que nos enseñaron y empezar a mirar para adentro, meditar y volver a aprender; en cambio los niños están mucho más conectados todavía con su ser.
- ¿El liderazgo tiene género?
- Para nada, es más, yo cuando empecé a trabajar lo hice con una persona y ella lo hacía sólo para mujeres, cuando cambié por We Chill Out, le agregué mi personalidad y me dije ¿por qué voy a separar hombres y mujeres, si somos todos iguales?
Definitivamente el liderazgo no tiene género. El género es algo que usamos los seres humanos para discriminar.
Una experiencia para compartir
Tatiana Bregi tuvo oportunidad de vivenciar los eventos We Chill Out en Córdoba, Argentina y nos dice:
“Participar de estos encuentros es sentirse parte de una comunidad de pares que buscan estar mejor. Desde que comienza la experiencia, inevitablemente el mundo exterior y nuestros problemas, quedan, al menos por un rato, en otro lugar.”