Las tarjetas de crédito y las compras en línea, los medios sociales y los datos de ubicación, los registros públicos, la banca y otra información alimentarán un sistema de Big Data impulsado por inteligencia artificial en el que el gobierno chino ha estado trabajando desde 2014.
Los ciudadanos y las empresas chinas recibirán una calificación de reputación o clasificación social, como resultado no solo de los puntajes que obtienen sino también de las personas y los lugares con los que interactúan. Este ranking será público y afectará muchos aspectos de la vida cotidiana: desde el acceso a puestos de trabajo y préstamos del gobierno, posiblemente hasta el modo en que las personas interactúan a nivel personal.
Algo así como una agencia de informes de crédito con esteroides, sancionada por el gobierno y omnipresente, con poco respeto por los límites. Por ahora, participar en este sistema es voluntario, pero será obligatorio para todos los ciudadanos y las empresas en 2020.
Las implicaciones para los negocios son enormes. Un informe del Instituto Mercator de Estudios Chinos señala que "los puntajes de calificación generados y actualizados automáticamente tendrán un impacto inmediato en las oportunidades comerciales de una empresa“. Por esta razón, los temas sociales subyacentes que surgirían de los sistemas derivados de IA han sido un tema de discusión importante en los Global Startup Awards. Durante los Premios Nordic Startup 2017 de GSA en octubre, los paneles abordaron preguntas como "¿En un futuro posterior a la IA, cómo sucederá la innovación? ¿Qué motivaciones impulsarán a los fundadores en una sociedad después de la IA? ¿Qué pasará si dejas que AI tome decisiones comerciales, teniendo en cuenta que tomamos decisiones basadas principalmente en nuestras emociones? Extender esta línea de preguntas a temas específicos de la cultura debería revelar lo poco que sabemos sobre el futuro de la economía global.
Los chinos dependen mucho de guangxi, la tradición centenaria de cultivar minuciosamente una red de relaciones comerciales basada en la confianza. Esto significa que sin conexiones personales profundas, no habría esfuerzos comerciales conjuntos en la cultura china.
Sin embargo, estas redes operan y prosperan incrustadas en un halo misterioso que rodea las relaciones interpersonales, clave para la autopreservación en una economía de rápido crecimiento con un estado de derecho bastante débil.