Los wearables aún no han logrado consolidarse en la sociedad; con solo ver cómo se sobreestimaron las ventas de relojes inteligentes se puede concluir que es una industria con mucho por crecer. Sin embargo grandes marcas ya empiezan a predecir la siguiente gran revolución de los dispositivos digitales: la ropa conectada, una industria en la que empresarios, inversores y analistas están depositando gran parte de sus esperanzas.
Juniper Research prevé que la moda inteligente crecerá de forma más rápida que los smartwatches o los trackers, más incluso que los anteojos o la joyería conectada. Para estos expertos, durante los próximos dos años asistiremos al crecimiento del 102 % del mercado de ropa conectada, por el 98% que lo harán los anteojos, el 55 % de las joyas, o el 31 % de los relojes.
Según esta firma de análisis, el mercado total de wearables llegará a casi 350 millones de dispositivos comercializados en 2020. El mercado actualmente está dominado por relojes inteligentes y rastreadores de actividad (como Fitbit), con 137 millones de dispositivos vendidos en 2018, si se cumplen las previsiones. Sin embargo, el crecimiento se ralentizará, con unas ventas de casi 190 millones en 2020 a medida que el ciclo de vida de los dispositivos se alargue.
Y ahí es donde entra en juego la moda inteligente. En los próximos años, gracias a la evolución de la tela conductiva, junto con el éxito de la ropa deportiva inteligente de compañías, como Under Armour, este segmento comercializará más de 7 millones de unidades en 2020, antes de llegar a casi 30 millones en 2022.
Además, la investigación argumenta que a medida que los tipos de dispositivos se amplían y los ciclos de compra se alargan, las compañías necesitarán enfocarse en el software y los servicios de datos para mantener sus ingresos. En ese sentido, el mercado más grande serán los servicios de suscripción en el cuidado de la salud, con un potencial de facturación de US$2.500 millones para el curso 2022.