La Transformación Digital es un proceso para mejorar de manera radical la performance de una organización y -lo más importante- es entender que trae aparejado un involucramiento directo de los niveles más relevantes de la empresa, no solo del área de IT.
La aplicación del proceso se traduce en acciones que ofrezcan una mejor experiencia para el usuario, una optimización de los procesos operativos y/o la generación de nuevas modalidades de negocios que amplíen las posibilidades de la empresa frente a nuevas demandas del mercado.
La transformación digital es inevitable, no hay posibilidad de evitarla. Aquellas compañías que no entiendan esto están condenadas a desaparecer o tener serios problemas frente a un mundo cada vez más demandante de nuevos productos y servicios en donde la respuesta debe ser ágil y con altos niveles de calidad. No diferencia entre grandes corporaciones o Pymes, a todas las afecta y todas deben tomar este proceso como algo prioritario que debe enmarcarse en la definición de una estrategia basada en objetivos de negocios con visión de largo plazo, pero con soluciones en el corto y mediano de manera de dar respuesta a la demanda creciente de mejores productos y servicios.
Una corporación puede enfrentar este desafío con una disponibilidad mayor de recursos, de hecho una muy buena práctica que se observa en estas grandes empresas, es la creación de la “Factory de Transformación Digital”, un área creada en paralelo a la dirección de IT integrada por gente técnica y del negocio trabajando juntos en la generación de las estrategias, los planes, los desarrollos tecnológicos y su puesta en marcha al mismo tiempo que conduce la gestión del cambio a nivel organizacional de manera de minimizar el impacto negativo que la implementación de la transformación pueda tener en los distintos niveles del personal.
Para una Pyme el proceso no es muy diferente, pero por lo general, no se cuentan con los recursos necesarios para montar una factoría de Transformación por lo que el esfuerzo deberá ser soportado por el staff de negocio y el de IT conviviendo con el día a día. Otro aspecto distintivo de una Pyme es que, por lo general, todas las definiciones y decisiones pasan por el dueño de la empresa o un conjunto muy acotado de socios por lo que es importante que tengan muy claro lo que implica este proceso y la manera en que debe ser liderado para asegurar una transformación exitosa. Una cuestión no menor a considerar en una pequeña o mediana empresa es el grado de obsolescencia tecnológica que tenga la plataforma con la que se soporta el negocio puesto que este es un factor que tiene un peso importante en el esfuerzo que demandará la Transformación Digital.
Relacionado con lo anterior, la asignación de presupuestos es otro punto que distingue una Pyme de una corporación. Si bien en ambas organizaciones la asignación de recursos es todo un tema, en una pequeña o mediana empresa suele ser una de las trabas importantes al momento de definir la estrategia por lo que es crítico el poder definir una visión de largo plazo, pero con una planificación acorde a los recursos disponibles.
“Más allá de las particularidades que hemos mencionado es importante disponer de una estrategia que permita llevar adelante el proceso de transformación digital de una manera ordenada y predecible” Comenta Alejandro Bianchi.
El proceso de Transformación Digital es un proyecto de negocios, no de IT. Por lo tanto el soporte e involucramiento de los niveles más altos de la organización es un factor crítico de éxito. Para una Pyme este es uno de los mayores desafíos. Es muy importante rever los procesos de negocio como un elemento innovador. De nada sirve seguir haciendo lo mismo nada más que más rápido. Y por otro lado la Transformación Digital debe asegurar que la calidad de los productos y servicios se ha mejorado a través de ella.
El análisis de tecnologías es una tarea crítica dentro del diseño de la nueva arquitectura. Existen soluciones del mundo open source que son facilitadores para Pymes, pero que igualmente requieren un análisis detallado de sus capacidades y robustez.
Como todo proceso de transformación, gestionar el cambio cultural es un desafío y un factor crítico de éxito, por lo que es fundamental comunicar, capacitar y acompañar a los diferentes niveles de la organización para que el impacto del cambio sea visto como una mejora de las condiciones de trabajo y no como una amenaza.
“Desde Liveware consideramos que la Transformación Digital es un proceso irreversible e imparable al que todas las organizaciones deben prestar atención si quieren sobrevivir en el futuro cercano. El gran desafío implícito es la posibilidad de que la tecnología mejore la calidad de vida de las personas, tanto en su rol de consumidor como de trabajador” Agregó el Presidente de Liveware.
Las empresas deben comenzar a entender que en el mundo digital hay otro componente de rentabilidad, más allá del estrictamente económico, que tiene que ver con su contribución al mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos. El mundo digital está lleno de oportunidades pero también de incertidumbres y las empresas, en su rol social, deben contribuir, acompañando al estado, para reducir esas incertidumbres generando nuevos tipos de trabajos y capacidades que den oportunidades frente a los nuevos escenarios laborales y de consumo.