Así como Oreste Berta hace rendir un motor mucho mejor que otro mecánico, Alberto Rufino sabe cómo sacarle “agua a las piedras”, en la industria del cemento.
Formado en la vieja Juan Minetti, cuando se acogió a un retiro voluntario descubrió que su know how no era frecuente: mejoró la planta de Loma Negra en Olavarría y desde entonces casi no hay planta de cemento en la región que no lo busque para maximizar rendimientos casi sin inversiones.
“Algunos dicen que es un don, pero creo que es saber qué cosas modificar para hacer rendir más un horno de cemento… y no hay dos hornos iguales así que tampoco es algo que se puede escribir en un manual único para todos. Tenés que ir, estar, ver… mi trabajo lo hago en un mes aunque siempre me tientan para que me quede”, dice con modestia para explicar su expertise.
En realidad, Rufino no solo sabe de hornos de cemento y clinker; ha mejorado rendimientos de plantas mineras y de biocombustibles o de empresas como Blangino. Para quienes lo contratan, es el mejor negocio: sus honorarios se pagan solos con los incrementos de producción.
“Le hemos hecho ganar muchos millones a varias empresas”, dice con una sonrisa y aludiendo a su paso por Loma Negra, por ejemplo. Además de estas cementeras en Argentina, trabajó para plantas de FLSmidth, Camargo Correa (Brasil), Cruz Azul (México), Argo (Colombia) y hasta en destinos remotos como Irán. “No me fue muy bien ahí, pero de todo se aprende”, reflexiona entre risas al recordar lo que le costó cobrar sus servicios en tierra de persas.
Con equipos de profesionales que conforma generalmente en los lugares donde viaja, Rufino opera como Corcement Group en la puesta en marcha, gestión de montaje y optimización de equipos especiales.
A sus 67 años, este ingeniero nacido en San Juan y cordobés por adopción tiene para 2021 un largo listado de trabajos que atender, en la medida que la pandemia lo deje viajar. “Hasta hace un par de años ofrecía mis servicios, pero por suerte ahora me llaman y puedo elegir qué desafíos aceptar”.
Su gran salto en la consideración del sector vino en 2017 cuando planteó su ponencia “El horno del futuro” en el Congreso Internacional del Cemento que ese año se realizó en Guatemala y que cada año congrega a la élite mundial de esta industria que está detrás de casi todas las construcciones del planeta. No solo se llevó el primer puesto entre las ponencias sino que se convirtió en la “figurita difícil” para la industria.