La pandemia y la crisis obligó a los gastronómicos cordobeses -entre otros rubros- a hacer algo para mantener vivos sus negocios y emprendimientos. Aunque eso no alcance para pagar las boletas de la luz o el alquiler, o solo lleguen al 10% de la facturación habitual de la vieja normalidad.
El tradicional restaurante de Barrio General Paz, San Honorato, retomó una propuesta que había lanzado hace muchos años (y que había interrumpido en el último año). Se trata de sus platos congelados aunque ahora se arman envasados al vacío. Bajo el eslogan “Nosotros te abastecemos por una semana”, invitan a que disfrutes por 6 días de unos “sorrentinos de salmón a la plancha’ o ‘roll de matambre con papas crujientes’ (lo reparten en toda la ciudad sin costo). Los productos envasados al vacío duran 7 días en la heladera y 3 en el freezer. Además, todas las noches cocinan para quienes prefieran pedir el plato caliente (y lo envían vía Rappi).
“Por ahora seguiremos con esto. Estamos analizando la comercialización de los productos de la cava y también la elaboración de pastas caseras”, comentó Esteban Picolotti, dueño de San Honorato.
República (ahora Mi República) es otro de los restaurantes que sumó a los productos envasados al vacío. En su “Manifiesto” ofrecen opciones de menú (diferentes a los de la carta) por pasos (todos envasados al vacío) pensados para la cena del viernes o sábado, y acompañado de contenido audiovisual tratando de que sus clientes sigan viviendo experiencias.
A esto se suman todos los platos de la carta, las picadas y a partir de esta semana el almacén gourmet donde comercializarán mermeladas, escabeches, panes de masa madre, una selección de los vinos de su cava, entre otros productos.
“Nosotros estamos viendo que esto va a durar más de tres meses. De todas maneras creemos que esta modalidad llegó para quedarse. Este negocio ya nos mantiene y eso es un gran logro”, señaló Mauricio López, responsable de Marketing de República.
En una especie de almacén se convirtió también el restaurante de Javier Rodríguez. El Papagayo ofrece ahora productos que se encuentran en una despensa como fiambres, manteca, conservas y platos caseros. Aunque según su dueño se trata solo de una readaptación temporal.
Mientras tanto Gabriel Reusa convirtió la cocina de Goulu en un “set de grabación”. Se resiste a llevar su experiencia a las apps de delivery y por eso trabaja en dos proyectos. Uno para cuando pase la pandemia que involucra a chefs de otros puntos del país, músicos y artistas, bajo un formato de preventa de experiencias. Y otro que combina sus tablas de fiambres y quesos con un producto audiovisual, como una charla de vinos o una entrevista con Chichilo Viale.
“Básicamente estamos haciendo más TV que cocina”, declaró Reusa, quien tiene una mirada apocalíptica para el sector.