¿Cómo puede Crese, una empresa del estado con management sin experiencia en el rubro hacer un mejor trabajo y a menor precio que Cliba, la compañía especializada en “ingeniería ambiental” del poderoso Grupo Roggio? Esa era la pregunta del millón con la cual nos acercamos al predio de Av. Circunvalación.
Charlando y averiguando, nos encontramos con algunos ejemplos que pintan de cuerpo entero que Roggio había “bajado los brazos” en la gestión de esa empresa:
- El presupuesto para un mes de trabajo estaba fijado en 850.000 litros de gasoil para abastecer a la flota. Controlando lo que efectivamente se consumía, un mes típico de Crese demanda menos de la mitad de ese gasto.
- En la primera quincena de Crese se gastaron $ 75.000 en reparación y cambio de elásticos en los camiones recolectores, una pieza que sufre mucho el trajín de la ciudad. Con otros responsables en el sector, la segunda quincena sólo demandó $ 7.000 para ese ítem.
- Cuando se realizó el control efectivo de cuántos micrones tenían las bolsas plásticas que recibía Crese de un proveedor, se detectó una merma del 25% en la calidad de los materiales.
- El ausentismo en Cliba podía llegar a 12% de la fuerza laboral; en los primeros 100 días de Crese ronda en el 3%.