La crisis mundial empieza a ceder y el tren vuelve a pasar por la Argentina
Aldo Pignanelli es un economista equilibrado: ni predice catástrofes ni se cree el cuento de hadas que quieren vender desde el gobierno. En su análisis observa que la crisis empezó a ceder en EE.UU. y Europa (aunque las secuelas permanezcan varios trimestres) y que los países BRIC motorizan el crecimiento mundial, favoreciendo a la Argentina y dejándonos en el anden de un tren que nos re-enganche al mundo.
Pero... ¡estamos en la Argentina! Y aún cuando hay superavit comercial (después veremos a qué precio), cierto equilibrio fiscal y precios de commodities en franco ascenso, el índice de confianza del consumidor no reacciona. “El problema está adentro”, resume el ex director del Bcra que pasó por Córdoba invitado por Medifé y ASE.
Para después de las elecciones, Pignanelli observa varias provincias con chances de emitir bonos (a Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe las ve complicadas), pero cree que el país tiene muchas chances de volver a crecer “si discutimos una nueva estrategia hacia adentro y una nueva inserción en el mundo”.
Fácil de decir, difícil de hacer... pero debe ser hecho, ¿no?
(El contexto mundial y la situación en la Argentina, en un resumen de tips en la “lupita” que lleva a Ver Nota Completa).
La crisis fue en V, parece. Aquella discusión sobre si la recesión iba a marcar una U (caída fuerte con estancamiento de algunos trimestres), una L (caída fuerte y depresión) o una V (caída fuerte y rebote), parece quedar saldada en los gráficos que proyecta el FMI: la economía del mundo caerá 1,3% este año, pero retomará la senda del crecimiento (1,9%) en el 2010, impulsada por los países emergentes. Es decir, hubo un cierto “desacople” de estas economías emergentes de la fuerte caída de EE.UU. y Europa.
Las secuelas en los países centrales no serán menores: un desempleo del 10% en EE.UU. es muy fuerte. Y, por ejemplo, de los 37 millones de autos que se vendían en los países centrales en un mes pre-crisis, hoy se estén colocando 26 millones. Esos 10 millones menos de vehículos es una “torta” de dinero que no reciben varios sectores y actores económicos.
Como China empezó a tener trabas para exportar (el comercio mundial se derrumbó un 30%), empezó a fogonear el consumo interno y hoy vuelve a ser la locomotora del crecimiento global. Oficialmente China tiene 1.500 millones de personas, pero -dice Pignanelli- algunos estiman que pueden ser hasta 2.000 millones.
Dato clave: los fondos especulativos han vuelto a invertir en commodities, aún más de lo que invertían antes de la crisis. “Si alguien tiene un manguito que le sobre, si invierte en commodities no creo que le vaya mal”, dice el economista.
Con semejante emisión de dólares que hizo EE.UU., seguramente irá a una mayor inflación, quizás del 8 a 10% anual.
Y en la Argentina...
La recaudación enero-mayo, bien medida, creció sólo 3,3%, muy por debajo de la inflación real. En algún momento habrá que revisar en qué se gasta, y ahí el 18% son subsidios varios que habrá que rever. “En la puta Recoleta -como diría D´Elía- los más ricos del país pagan el litro de nafta a $ 2,50 y en el interior del país los más pobres tienen que pagar $ 3,50”, ejemplifica.
Hoy no existe el crédito al sector privado: es 9% del PBI (en los 90 llegó a ser 28%), en Chile equivale al 70% del producto y en Europa a más del 140%. Pignanelli recomienda un “shock de liquidez”: los $ 30.000 millones que tienen los bancos tienen que llegar a la gente y las empresas, porque sin crédito no crece la economía. Claro que no sirve que se ofrezca a tasas del 30% o más al año.
Una buena: no hay ninguna chance de otro default de la Argentina.
Una mala: estamos en recesión, pese a lo que diga el Indec.
Otra buena: la recuperación de Brasil y China nos “tirarán” hacia afuera de la recesión.
Y otra mala: la fuga de capitales de los últimos 12 meses fue de U$S 25.000 millones, más que durante el 2001 (“pero no hay ninguna chance de volver al escenario del 2001”, aclara). Hay que “inyectar” confianza.
El saldo de la balanza comercial Argentina podría rondar los U$S 8.100 millones, muy por arriba de los U$S 5.100 del año pasado. ¿A qué costo? Una fenomenal contracción de las importaciones y una caída menor de las exportaciones.
No estamos atrayendo inversión extranjera directa. De nuevo lo mismo: no generamos (ni tenemos) confianza.
En competitividad -en un ranking de 57 países- estamos 55: “No nos fuimos al descenso como Talleres -comparó Pignanelli- pero estamos en zona de promoción. Lo cierto es que la Argentina sólo tiene competitiva en el sector agrícola y algo en aluminio y acero, en el resto de los sectores no somos competitivos”.