Comercializan insumos agropecuarios (son líderes en la red de Syngenta), venden seguros para Sancor y siembran. Siembran mucho: 23.000 hectáreas de soja, maíz, trigo y maní. Cada vez más maní.
“Empezamos hace tres años con el maní, al principio con 500 hectáreas y hoy ya estamos en las 7.000”, explica Carlos Morel Vulliez, fundador de la empresa con sede central en Monte Maíz y sucursales en Arias, Canals, Isla Verde, La Carlota y Ucacha.
A diferencia de la soja, el trigo y el maíz (donde siembran, cosechan y acopian), con el maní Morel Vulliez da un paso más: buscan desarrollar de manera directa sus mercados internacionales y avanzan en el desarrollo de una marca propia.
En ese camino la empresa participará este año en las ferias Snackex de Frankfurt (Alemania) y el SIAL que este año se celebra en París (Francia).
Como comercializadores de insumos agropecuarios, Morel Vulliez es líder en la red Syngenta y trabaja con marcas como Bunge, Nidera, Stoller entre otras.
Las últimas medidas del Banco Central restringiendo el acceso al mercado de cambios para importaciones serán un problema importante para la empresa: de las 25.000 toneladas de insumos que vendieron el año pasado, este año podrán acceder a la mitad. “Vamos a perder esas ventas a manos de los gigantes del sector que sí consiguen financiación como la que pide el Central ahora”, reflexionan con amargura desde la empresa.
Como acopiadora de cereales, las cosas van mejor este año: con capacidad para 80.000 toneladas entre sus plantas de Monte Maíz e Isla Verde, ya pueden atender a 12 camiones por hora y van por duplicar ese ritmo con una playa donde pueden operar 100 de estos equipos de carga.
En su diversificación, Morel Vulliez también es fuerte en la comercialización de productos de Sancor Seguros.
Con 7.000 hectáreas dedicadas al maní, la empresa estima que concentran un 3% de esa gran economía regional en Córdoba. De hecho, llegaron a este cultivo casi de manera “defensiva”: “Nos íbamos a quedar sin campos y nos fuimos metiendo”, explican en alusión a la creciente demanda de tierras para este cultivo que va avanzando en la provincia. La siembra del maní (que tiene una injustificada mala fama por “arruinar” los campos), ofrece al dueño de la tierra una renta superior a otros cultivos (si se alterna bien lo que se siembra, dicen, el maní es buen negocio en el presente y en el futuro).
Pero tampoco están en un buen año con el maní: hay sobreoferta mundial, el precio internacional no es bueno y estiman que en el país quedaron unas 45.000 toneladas de producto sin vender (por sus características naturales, este producto va perdiendo calidad y uso con el paso de los meses).
Un “palazo” con Vicentín
Acostumbrados a poner en juego mucho capital en cada cosecha, Morel Vulliez tuvo un gran trago amargo en su negocio de acopio y corretaje con Vicentín: la convocatoria de la empresa los “agarró” con varios millones de dólares. Gente de palabra, los Morel Vulliez (Carlos, su esposa y sus tres hijas Debora, Cintia y Karen) decidieron vender 1.000 hectáreas (“sobre la ruta”) para cumplir con los compromisos propios.
Para Carlos Morel Vulliez, lo mejor que podría pasar en el controvertido concurso de Vicentín sería que se decrete un cramdown o salvataje que reorganice la empresa. El empresario que fundó su compañía en 1993 después de incursionar en varios negocios, no tiene dudas sobre lo que pasó en este caso: “Fue una estafa preparada”, dice sin vueltas.