-¿Te lo pregunto directamente: puede Gráfica Latina imprimir bonos de circulación minorista con las medidas de seguridad que eso demanda? -interpelamos a Natalia Heyd Murad, socia–gerente de esta empresa cordobesa.
-Te lo respondo directamente: sí. Técnicamente tenemos todo: equipo humano con habilidades para el diseño de estos impresos, equipamiento tecnológico, saber qué papeles y tintas se deben usar. Somos una empresa con larga trayectoria y con criterios éticos muy altos.
-Si llegaran consultas, ¿en cuánto tiempo pueden resolver el tema?
-Tener el bono impreso y listo para circular es un proceso complejo. Dependiendo de los requerimientos, el papel que se desee usar (no es lo mismo papel con algodón que le da más vida útil que otro papel de seguridad) y todo el proceso, son varias semanas.
-¿Dos, cuatro semanas?
-Más cerca de la segunda opción, pero todo depende del tipo de trabajo que se nos requiera. Llegado el caso podemos trabajar las 24 hs. porque entendemos la criticidad de este tema.
Es que los tiempos no son un tema menor. Si los gobernadores dudan que los pesos impresos por Casa de la Moneda lleguen a tiempo para evitar que se “les incendien las provincias" a fines de abril, deberían tomar la decisión en los próximos días.
En la impresión de un bono de circulación minorista se combinan muchos factores específicos, artesanales y tecnológicos: el diseño y las medidas de seguridad previstas, el tipo de papel, las tintas, las máquinas impresoras y todo el sistema de control.
-¿Qué elementos de seguridad debería tener un bono?
-Varias y en tres niveles:
1) Pensando en los usuarios, ser elementos fáciles de detectar a simple vista y al tacto.
2) Pensando en los comercios o receptores, elementos que se detecten al trasluz, bajo luz ultravioleta o infrarroja
3) Otros elementos técnicos para contralor del emisor y de validez pericial.
Aunque algunos imaginan un bono de circulación digital como "dinero electrónico", lo más probable es que si se opta por emitir cuasi-monedas, tengan algún tipo de circulación minorista.
Quizás con billetes de "alta denominación" (como $ 1.000 o $ 2.000), una provincia puede inyectar liquidez a las empresas y estas usar la cuasi-moneda para cancelar deudas con otras compañías y también combinar pesos y cuasi-moneda en el pago de salarios. A su vez, el público minorista podría usar esos billetes para determinados pagos "grandes", que excedan la unidad mínima: compras en supermercados, pago de cuotas, cancelación de impuestos provinciales y municipales y cualquier compra mayor a los $ 1.000 de denominación mínima.
Para "ralentizar" la circulación del bono (uno de los causales de la depreciación de una moneda es la velocidad de circulación), se podría "anclar" el bono con un código QR y una aplicación que -además- valide cada papel, explican teóricos de este mecanismo que tiene más detractores que defensores.