El tablero epidemiológico provincial tambaleó en los últimos días cuando, no sólo se registraron nuevos brotes en distintos puntos del mapa cordobés, sino que la expansión de virus se dio con tal virulencia que, en cuestión de horas, localidades como Oliva debieron volver a la fase 1. A su vez, poniendo en rojo a toda la región.
La situación frente a la pandemia es compleja y desde el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) Central anticipan una agudización para las próximas semanas por lo que nadie se anima a arrojar una fecha estimativa para el retorno de la (nueva) normalidad.
En cambio, puertas adentro, desde la mesa interdisciplinaria advierten que las proyecciones lejos están de colocar a septiembre como el mes de la Fase 5 a pleno. Es decir, nadie imagina que para entonces los cordobeses ya hayamos vuelto a la cotidianidad que regía antes del 20 marzo.
Este apunte que ya hicieron desde el COE comienza a inquietar al Centro Cívico desde donde, además de abordar el frente sanitario, social y económico con todos sus derivados, ya se comenzó a hablar de las tres elecciones municipales pendientes en Córdoba.
Con la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) de ratificar la ordenanza que fija nuevas fechas para los comicios de Río Cuarto y la prórroga de los mandatos actuales, aún resta resolver qué ocurrirá con Despeñaderos y Morrison. Cabe recordar que en ambas localidades, aunque en distintos momentos, los intendentes fallecieron.
En la ciudad del sur provincial se votará, en principio, el 27 de septiembre y se instituyó el 29 de noviembre como fecha alternativa. La primera opción entusiasmó a las autoridades de Morrison y Despeñaderos, que aspiran a pegar sus actos comiciales también ese día.
Ocurre que, en este contexto de pandemia y de absoluta excepcionalidad, rigen aún fuertes restricciones a las concentraciones masivas por lo que ninguna de los dos municipios en cuestión podrá establecer un cronograma electoral sin antes contar con el visado del COE.
Y es allí donde comienzan a colisionar los intereses políticos con la mirada sanitaria ya que los tiempos no son los mismos para unos que para otros.
Según pudo saber Alfil, las autoridades del COE con Juan Ledesma a la cabeza y el ministro de Salud, Diego Cardozo, desaconsejaron la realización de las elecciones el 27 de septiembre en las dos localidades con fechas aún indefinidas.
Es más, aunque en verdad la situación en Río Cuarto fue avalada judicialmente, desde el COE consideran que posiblemente la opción de noviembre termine ajustándose más a la realidad epidemiológica de Córdoba según lo que viene sucediendo con el virus. Es imposible, señalan los sanitaristas, prever que para entonces no haya casos ni brotes en los municipios aludidos ni en las zonas aledañas.
Además apuntan que, tal como lo establece la norma, si Morrison y Despeñaderos efectivamente votarán el 27 de septiembre, la convocatoria debería realizarse en breve planteando claramente un cuadro de situación que hoy resulta incompatible con esa idea.
Aun así, desde el ala más política de la mesa interdisciplinaria que aborda la crisis por la pandemia e incluso desde los propios Ejecutivos municipales, entienden que lo más pertinente sería fijar una fecha primero y luego, eventualmente, analizar el escenario.
Y aunque hacia adentro de Hacemos por Córdoba nadie duda que la posición política terminará imponiéndose por encima de las sugerencias sanitarias, sólo para entender la postura del COE basta recapitular lo resuelto sobre el Club Atlético Belgrano. La institución había fijado elecciones para renovar sus autoridades el 1 de agosto, y el propio Ledesma dijo públicamente que, en este contexto, sería imposible autorizar ese acto. El padrón habilitado para votar suma, aproximadamente, la misma cantidad de personas que las localidades de Morrison y Despeñaderos juntas.
Si bien existe un protocolo para los actos comiciales que está en pleno proceso de elaboración, desde el COE insisten con su negativa para realizar este tipo de acto masivo pensado para el corto plazo.