Será semana de reuniones y deliberaciones, de partidos de fútbol, de atención plena en el desenlace de un año que puede albergar algunas sorpresas, pero sin certezas aún. Juntos por el Cambio (JpC) espera tener algún avance reglamentario antes de la Navidad, aunque en paralelo diseñan el plan de verano que tendrá paisajes serranos y paseos festivaleros. La única certeza es que los de afuera -los aliados de Buenos Aires- no “son de palo”, como se esmeran en remarcar los dirigentes cordobeses.
Es que la búsqueda de padrinazgos de los encumbrados de la Mesa Nacional de Juntos es la marca registrada de la entente; incluso, estos popes ensalzan la importancia del bastión electoral hasta el punto de imprimirle un sesgo emocional. Algunos ejemplos para ilustrar: el expresidente Mauricio Macri definió a la provincia como su segundo hogar; la relación con los integrantes expectables de Hacemos por Córdoba (HpC) sigue intacta, a juzgar por el diálogo finito entre el cofundador de Cambiemos y el candidato peronista a la gobernación, Martín Llaryora; y cómo empieza a observase con mayor nitidez, las fichas porteñas ingresan a la mesa de apuestas local, favorecida por sus propios anfitriones que se dicen anti porteñocentristas.
Macri intentó modificar el ritmo de las conversaciones cordobesas con su abrazo al radical Rodrigo de Loredo. Pero el mayor confort lo encontró en Llaryora y su “Juntos por la Argentina”, un plan general para cambiar el signo político que conduce el país y, con seguridad, mantener todo igual en Córdoba.
Juez lo tiene entre ceja y ceja. La relación con el exmandatario está rota, pero no se quedará de brazos cruzados. Aprovechará el momento político interno del hombre que se tomó un café con “el enemigo” para exponerlo. Logró que los presidenciables del PRO, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ratificaran la voluntad de alcanzar el Panal en el 2023; los visitantes de ocasión no se salen del molde -como María Eugenia Vidal o Rogelio Frigerio-; pese a que el gobernador Juan Schiaretti aprovecha algunas afinidades para hacer ruido, como la que tiene con su par de Jujuy, el radical Gerardo Morales.
Esta semana, miércoles o jueves, Juez logrará una foto impensada para aquellos que conocen la poca piel que existe entre el senador y la protagonista.
Juecistas y lilitos confirmaron a este medio que Juez y la fundadora de la Coalición Cívica ARI, Elisa “Lilita” Carrió se reunirán en Buenos Aires con dos objetivos. El primero, tratar de descongelar la relación que incluyó hasta insultos. Los memoriosos podrán recordar algunas frases célebres, aunque ofensivas en varias direcciones. Y el segundo, ratificar el malestar que comparten con Macri.
Cabe recordar que la gestión de esta reunión se viene haciendo desde hace tiempo. Es más, los lilitos habían adelantado el dato momentos después de que la exdiputada recibiera al jefe de bloque de diputados de Evolución en su casa de Exaltación de la Cruz, hace ya un par de meses. Las circunstancias jerarquizan el reencuentro.
El malestar entre los adalides de Macri y Carrió se respira en el aire. En concreto, la semana pasada, la diputada Soher El Sukaria, retrucó con dureza la crítica de la excandidata a presidenta a Cristian Ritondo. “No es por acá, en la trinchera todos juntos como lo estuvo Maximiliano Ferraro y Mario Negri y lo estamos en cada intento de atropellar las instituciones de nuestro país. Si esto es ser barrabrava, lo somos todo con orgullo”, escribió en sus redes la también precandidata a intendente de la ciudad. Carrió había dicho: “Que un barrabrava presida el bloque de diputados del PRO me da vergüenza”.
Como sea, la aproximación de Juez y Carrió sirve al objetivo común de ambos. El primer intenta dejar aislado a Macri en su consabida pretensión de apostar a la continuidad en el Ejecutivo provincial, a cambio de apoyo ya probado a la gobernabilidad nacional, en caso de que Juntos vuelva al poder. Carrió sigue apostando a lo suyo, al asegurarse con los precandidatos espacios seguros para sus discípulos en la ronda provincia y legislativa nacional a cambio de apoyo nacional en sus incursiones.